Pasión y temor.
Era un hermoso paisaje; el verdor de los árboles tan intenso como ese cielo azul turquesa, hacían de ese viaje algo más agradable. Era una mañana de domingo. Ella intentaba concentrarse sólo en la naturaleza, respiraba profundo como queriendo absorber sus angustias, no quería dejarse dominar por la preocupación y sus pensamientos pesimistas. Se agarró firmemente de su compañero, lo abrazó con toda sus fuerzas queriendo fundir ambos cuerpos; sus muslos se apegaron firmemente a los de él, seguro era que el sudor de sus manos delataban su ansiedad, pero ella confiaba plenamente en su compañero. Una curva y ambos torcieron levemente sus cuerpos; él, cariñosamente o talvez precavidamente, tocó el muslo de ella y le dio unas palmaditas, ella conocía el mensaje; no te preocupes, yo te protejo, le daba a entender.
Al llegar a la caseta de pago ella se quitó el guante, pagó y rápidamente volvió a enguantar su mano. Volvió a sujetarse firmemente de su cuerpo y continuaron la marcha.
La pasión de él siempre fueron las motos, el terror de ella era encontrar la muerte de esa forma. Insistió tanto para que ella lo acompañara que ya no pudo negarse más…..
Hela ahí, sentada atrás, con casco, chaqueta de cuero, protecciones metálicas por todos lados, protección en el cuello, pantalón de cuero, botas especiales todo lo necesario que sabía, talvez no pudieran impedir un desenlace fatal.
Quien los viera pasar, raudos por la autopista, seguro pensaría que la pareja viajaba feliz y así era en cierto modo; él era dichoso de hacer algo que tanto le gustaba, compartiendo con la persona que más amaba y ella iba feliz pensando que sin él, no concebía la vida.
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