Terminó de cerrar números y se dio cuenta que para Tailandia, Honduras, Zaire, Guatemala y Perú, le serían necesarios tres días más de trabajo.

Mezcla de frustración alegre, llamó a su jefe delegacional para indicarle que contara con su voz y energía durantes tres jornadas extras, antes de iniciar su retiro espiritual.

Tomaría entonces una ducha caliente que al cabo de llovizna se volvería lago frío en el que Gabriel se disolvía. Era témpano en la marea que provoca el ocaso de pestañas. Debía equilibrar el Dharma, ser luz, ente y materia sin filosofía que estorbe. La sombra de los días después, tantas clases sociales, debía relajarse. Su imagen lo vestía de seguridad suavizada, caribeña, amigable, sanidad inteligente, radiante sinceridad, pero en especial, la felicidad era su estrategia de venta. Los clientes le compran esa carencia, en la ciudad, lo que más abunda es la desdicha mecánica; todos buscan su pequeño paraíso departamental al mejor precio pirata.

Durmió su espíritu disfrutando las playas asiáticas, susurraba los coloridos olores, las aceitosas nieblas de la comida tailandesa.

Saldría por Cancún, pero antes pasaría unas noches en Playa del Crimen, la vida cosmopolita le serviría para desentrañar la apremiante renuncia de itinerario, sería el adiós. Sonrisa al despertar de cuenta regresiva. Cada segundo caía un minuto muerto. Se apresuró al disfraz laboral: peinado cemento y gel aseguraban doce horas sin rebeldía, sari negro que ocultaría cada polvo de esfuerzo.

El delegado lo recibió tarjeta en mano, su encomienda del día pulsaba como vasija ante las puertas. Sintió el bajo eléctrico de Doblezero, la energía electrificaba sus valles digitales, el reggae combativo lo impulsa tangible. A las vías suelta el buche de enjuague sabor menta orgánica. A través de las tiras de cristal mira a su clientela, esperando la conflagración. Practica la respiración circular, el Kundalini le permite tales hábitos de abstracción.


Las puertas se abren


Plasma chamarra publicidad señora punk mezclilla zapoteca ciego zapato frac zapata escalera beso chunchaca rimel sudor gamberro cansancio universidad mona refresco mochila palanca manotazo estación fresita vidrio policía tropiezo chilaquil mariguana instrumento sonido de cumbia celular circulación chilango gris marginación mercado frustración sometimiento san judas todos instigan a la fiesta.


Gabriel sonríe manteniendo el Karma luminoso, avisa la estampa verde en la anaranjada habitación metálica que lo observa. Las fauces del vagón se encuevan y entonces, desenfunda con el diafragma concentrado, azul potencia en voz


¡¡¡SEEEÑOOOORaaaseñorseñoritaquilevenimostrayendo

disdelosmejoreslaboratoriosdelmundo!!!

¡¡¡Lúltimoentecnologíaconestalámparitaseñoraseñorseñorita!!! ¡¡¡Quesdegranutilidadenelogarlascuelailaoficina!!!

¡¡¡ Porsoloveintepesitoseñoraseñorseñoritalleveselaseñora

señorseñorita!!!

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itosessuyaseñoraseñorseñorita!!!


El extasiado vagón compra dos en el primer intento.

La infelicidad ajena paga bien.