A todos nos cuesta creer que hoy estemos reunidos para darte una despedida.
Pensar que te fuiste tan en silencio que tu partida aun es difícil de creer.
Pero nos dejaste terrenalmente porque nunca podremos olvidarte.
Todos los que te conocimos por mucho o poco tiempo te aprendimos a querer.
Eres el mejor amigo y confidente, nuestro compañero y nuestro apoyo, siempre tenias una palabra de aliento, y tu inmensa alegría iluminaba cualquier parte donde te encontraras.
Tu perdida es irreparable y el vació que dejaste en nosotros jamás podrá llenarse.
Solo los momentos vividos y los recuerdos podrán apaciguar un poco el dolor de tu adiós.
Tus ideales y tu bondad siempre quedaran entre nosotros, como figuras esculpidas en los robles más duros, ellas serán imborrables e inmutables en nuestras memorias.
Recuerda que solo has cambiado de rumbo en tu navegar.
Al puerto que algún día hemos de arribar.
Hoy navegas por aguas calmas, bajos suaves y cálidos vientos.
El cielo es limpio, las estrellas brillan y la luna te ilumina.
Las tormentas y temporales han quedado tras tu estela.
Amigo, gracias por habernos hecho ser parte de tu vida…