PERSONAJES
Marco Saavedra, Acaudalado hombre de negocios.
Francisco Javier Girón, Poeta incipiente.
Fulgencio Saavedra, Padre de Marco y padrino en el duelo.
Jesús Girón, Cura, hermano de Javier y padrino en el duelo
Eleonor de Rozas, Esposa de Marco
Dos lugareños
{la acción, en la Comarca de la Vera}
ACTO PRIMERO Y ÚNICO
ESCENA PRIMERA
{Anocheciendo. Castillo Medieval, Jarandilla de la Vera}
Fulgencio: ¿Cómo van las obras en la Iglesia? Si necesita más dinero no dude en pedírmelo, Eleonor quiere bautizar a mi nieto allí ¿cree que estará acabada la Capilla para septiembre?
Jesús: Espero que sí, llevamos un poco de retraso por las lluvias pero creo que podremos cumplir su deseo. ¿Sabe ella lo que ocurrirá mañana?
Fulgencio: No, creo que no sospecha, ellos han querido mantenerla al margen, aún está muy débil, no queremos que sufra una recaída ¿Tiene claro lo que hay que hacer o quiere que lo repasemos de nuevo?
Jesús: No es necesario
Fulgencio: Ni una palabra de esto y tranquilícese, todo saldrá bien.
Jesús: ¡Que Dios nos acompañe!
ESCENA SEGUNDA
{Amanecer. El Lago, Garganta de Pedro Chate}
(Entran Marco y Fulgencio, Javier y Jesús)
Fulgencio: Comprobemos las pistolas.
Jesús: Correcto
Fulgencio: El duelo será a muerte, en este punto os colocaréis espalda con espalda, al sonido del silbato comenzaréis a caminar, al acabar ambos os daréis la vuelta para disparar al oponente.
Jesús: Procedamos a demarcar el suelo. ¿Cara o Cruz?
Fulgencio: Cruz
Jesús: Siete pasos desde este punto.
Fulgencio: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete.
Jesús: De acuerdo con las reglas, tenéis diez minutos para intentar por última vez arreglar vuestras diferencias o cambiar el duelo a muerte por a primera sangre, en caso contrario todo seguirá según lo acordado.
{Arenal del Lago}
(Marco y Javier de frente)
Marco: Eras como mi hermano, para mi padre aquí presente en este día triste se le va a morir un hijo en cualquier caso. Te dimos de comer y una casa donde cobijarte cuando con tus poesías no ganabas nada ¿Cómo pudiste hacerle eso a mi familia?
Javier: Tu familia es la mía pero tú, tú crees que todo se compra con dinero, que a mí me compraste, que soy una más de tus posesiones.
Marco: ¡No es verdad!
Javier: Tenía un sitio en vuestra casa pero ¿a qué precio? No te importaba restregarme todo lo que yo debía por ello, haciéndome saber que era un parásito, un entretenimiento más en el que gastar vuestro dinero.
Marco: ¡Mientes! creímos en ti, en tu talento, pero nos olvidamos de la persona que hay detrás, un ser ruin, que engaña y miente.
Javier: Durante años me has expuesto como un animal de circo, el poeta que vino de la nada, ensuciando la memoria de los míos, mi sangre. Te desprecio y ella te demostró que todo ese dinero no podía comprarla a ella tampoco porque me ama, sin joyas, ni viajes, me ama por lo que soy, eso es lo que tu orgullo no consigue aceptar, un orgullo que teñirá de rojo este lugar.
Marco: ¿Te crees mejor que yo miserable? ¿Porque en vez de adornarla con alhajas y vestidos la adornabas con tus palabras envolventes? ¿Eres tú mejor que yo, que le prometías las estrellas y morir de amor sin sus labios? ¿Eres tú mejor que yo que le llenabas la cabeza con los susurros del viento y el canto de las sirenas? ¿No es mucho más vil prometerle cosas que nunca has cumplido, que nunca cumplirás? o ¿acaso hay más de una luna para complacer a todas tus amantes?
Javier: Te enterrarán con tu dinero y mis palabras acompañarán siempre a quien quiera escucharlas.
Marco: ¡Palabras vacías! Nada de lo que dices es real, ninguna de tus poesías se detiene a escuchar el latido del corazón. Todo ello lo podría perdonar pero mi hijo, el que yo creía sangre de mi sangre, no puedo dejar de quererle pero cuando lo miro solo veo una mentira. Nunca te perdonaré el no poder amarlo igual.
Javier: Eleonor te mintió, ese engaño no lo quiero en mi tumba, en tu hijo no hay nada mío. Recuérdalo porque es lo último que oirás en esta vida.
Fulgencio: Es la hora
Jesús: ¿Queréis continuar con esto?
Marco: sí
Jesús: sí
Marco y Javier: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete
(Suenan dos disparos, un cuerpo se desploma)
ESCENA TERCERA
{Carretera Jaraíz-Cuacos de Yuste}
(Entran dos lugareños corriendo)
Lugareño Primero: Corre que he oído dos disparos procedentes del Lago, dijeron algo en el pueblo de un duelo entre uno de la casa de Saavedra y uno de Girón.
Lugareño Segundo: Ya lo veo. Hay alguien tendido en el suelo! Dios Mío! ¿Que ha pasado aquí Don Fulgencio?
Fulgencio: Mis hijos han recibido una lección y D. Jesús se ha desmayado.
Lugareño segundo: Vaya susto, marchamos ya, ¡que no sea cosa de cuidao señor cura!
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