Jharon, el Domo Mayor meditó largamente... y al fin dijo... en nombre de nuestro Dios… INVADAN !!!

Las huestes de Jharon que estaban a la espera velando las armas, les hirvió la sangre y comenzaron a proferir gritos y aullidos.

A la víspera, el Mayor Moshe reunió a las huestes y las arengó con firmeza: “es nuestro derecho retomar los que nos pertenece, nuestros ancestros derramaron su sangre en los desiertos del Sinue y fueron masacrados por los Egixios y los Romankos.

Ahora tenemos asientos en el Consejo del Imperio del nuevo continente que está luchando por el dominio de las estepas de Oro Negro en el Iranak y tomando las tierras del Faganistan.

Las huestes, que fueron forjadas por los asesinos de Ariel, héroe destructor de las 7 divisiones del Minaí, se internaron por los pasillos del pueblo fantasma de Intifadel y sintieron nuevamente el histórico helor de sangre, porque sabían que pisaban sobre los cadáveres de Jhabe y eran penetrados por las miradas de los hombres fantasmas explosivos de Bombal.

El plan era derrumbar los místicos muros de Shericó para entrar en el reino de Gazza y doblegar a los infieles para anexar a Lashordania.

Su mayor terror residía en los ataques de la Secta secreta Musularabel de Aden Laben que había hecho una alianza con el Siniestro Samad del Huseyn.

A la noche del 5º día del año de Julio atacaron el enclave de Latrun y se encaminaron hacia las colinas de Shudea para la batalla final, en busca de la ciudad santa del Merusalen.

Marchaban confiados porque su poderío era incomparable, pero de pronto el cielo caliente del desierto se heló y tronó un pájaro de ojos rasgados que se alzó imponente, enorme, inconmensurable y aleteó etéreo suspendido en el aire... las huestes atónitas cayeron de rodillas a orar.

El Consejo de campaña Delrrabin se reunió a deliberar en la tienda sagrada de la oración, y a las largas horas salió el Mashave y dijo: “se está cumpliendo la profecía, ya está en el cielo el Pájaro Shenzhou... “el Imperio caerá”.