Una bonita historia
Erase una vez una vieja gitana rumana, pequeña y bonita de cara, que para ganarse la vida iba por los pueblos con un puchero y un saco de maíz. En la plaza hacía un fuego y en su puchero con el maíz hacía palomitas, como quien hace magia, y la gente pagaba unos pocos leis por un puñado de palomitas calientes. Y así iba tirando de pueblo en pueblo. Había quien no tenía dinero con que pagarle y entonces ella decía. "pero me tienes que dar algo" y entonces la gente le daba alguna manzana, o un trozo de tela o un peine usado. Pero a ella lo que más le gustaba de la gente que no podía pagar era que le dieran libros con dibujos de hadas, princesas y caballos voladores. No sabía leer las letras, sólo las imágenes. Los libros eran para su nieta, para cuando volviera a su casa.
La niña, en la casa llena de gitanos, por la noche, leía para todos las historias de su abuela, las palomitas de papel que le había traído hasta que le vencía el sueño.
Si la historia no había acabado, la noche siguiente, los mismos gitanos volvían pera conocer el final. Y así cada vez que la abuela regresaba con el saco de maíz vacío..
Esto ocurría en Rumanía no hace siquiera 30 años y me lo contaba esta noche la niña gitana que leía las historias