Inicio / Cuenteros Locales / quiquelux / Un reflejo en la fórmica.
El pomo que utilizamos en los carnavales es un elemento vital para que después en la memoria queden imágenes imborrables almacenadas. Yo tuve el mío cuando pequeño, uno con forma de bombero donde el agua salía de su boca. Recuerdo que lo besaba mientras bebía de un manantial, haciendo que por las alas del casco corriese saliva mezclada con mi sonrisa letal. Éramos tan inseparables; en una oportunidad en que debía comer salchichas por obligación de mis padres, lo colmé de mostaza para hacerle un lugar en la mesa junto a mi lado, más luego quedó por siempre firme en los almuerzos y cenas. Pero las vueltas de la vida son tan grandes, tan paradójicas, que hoy, a punto de morir pues el corazón no me funciona, me irán a transplantar uno de un bombero que ayer murió combatiendo las llamas.
Finalmente la operación resultó un éxito. Pero el nuevo entorno fue cambiando las reglas del juego. Ahora soy pacifista mientras que antes un destructor. Frente a la asonada de los pobres abogo por ellos, en el propio frente de lucha; y aunque dolorido me entretengo bajo el amparo de la compulsa, sumando méritos para la nueva corona.
Me remuerde aplicar bastante espada a la conducta recién enarbolada, pero no soy de plástico como aquel juguete sagrado.
Estoy de nuevo funcionando, aunque forcejeo con furia haciendo círculos con la prisa de llegar a ninguna parte.
Mi alma rema y rema mientras tanto el ser naufraga en los bajos lodos, pero por gracia parece que mi cuerpo no lo rechaza, a este corazón guerrero.
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Texto agregado el 30-11-2009, y leído por 151
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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30-11-2009 |
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Describes a cabalidad,el corazón del guerrero. caliche |
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