Ahora, en este momento de noche, de sublime inspiración, de un pequeño hilo de frío, que recorre mi cuerpo impregnado de tus recuerdos, que recorre estos sutiles dedos creadores de palabra, más que creadores, dichosos de alguna vez haber acariciado tu excelso rostro, ya impregnados estos del movimiento del aroma de tu excitante y diáfano cuerpo lleno de sentimientos.
De esta pasión que renace por ti cada día, como un pequeño fénix, con mayor intensidad, que se aclara con la perfecta fusión de mi corazón con el tuyo, en un momento de magia tan eterno, pero tan corto al mismo tiempo; en una abrazo, en un gesto que al cielo llega, que un pequeño nido, un grácil refugio de enamorados cava en lo hondo mi alma.
Y en ese éxtasis, en esa pequeña magia das tus exquisitos besos, que al cielo los labios llegan sin argumento alguno, pero tan sobrecogedores, cual hermosas alas de mi diablita extiende para el ocaso de la lustre realidad de la cual me sacan.