Hueca sonó el hambre en su estomago,
en un púlpito lejano nos dimos golpes
de pecho y salves falaces, descansamos.
Tembló bajo una mesa con rictus de guerra,
nos golpeamos el pecho, descansamos.
Cortó el aire quieto un tormento acerado,
millones de muertes, hora del café.
Texto agregado el 29-11-2009, y leído por 122
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