El niño rubio, de cuatro años juega tranquilamente con su viejo coche de hojalata, en el quinto piso de un gran edificio.
De pronto algo atrae su atención.
Un gran desfile inunda la calle con saltimbanquis, bailarinas y payasos.
OH, como adora a los payasos.
Con sus sonrisas pintadas en la cara, su nariz roja y su pelo estrambótico.
Se asoma a la terraza y ve como uno de ellos lleva globos rojos a pares y a todos los niños, les da uno
Para su sorpresa, un par de globitos se le escapan de las manos a un niño en cochecito, el cual se pone a llorar.
Los globos comienzan a subir.
Suben.
Suben.
Se elevan.
Y están a punto de llegar a la ventana del niño.
Quiere cogerlos como sea y sin pensarlo apoya todo su cuerpo en el balcón con tan mala suerte que cae.
Los transeúntes y espectadores observan horrorizados la escena.
El niño cae.
Cae.
Cae.
De pronto, se aferra a los globos que tanto trabajo le habían costado de alcanzar.
Y el niño con los globos, comienza a subir.
Subir.
Subir.
¿Qué?
En el mundo de los sueños, TODO puede ocurrir.