Hace un tiempo que vengo preguntándomelo.

¿Por qué merece la pena vivir?
¿De que sirve entrar en un mundo en el que predominan las guerras y los errores humanos que nadie es capaz de reconocer?
En la vida también hay cosas maravillosas que no debemos perdernos: que nos quiten las ruedas pequeñas de la bicicleta, el primer beso, el graduado de la universidad, la primera mirada de un hijo…Hay muchas cosas irrepetibles que se deben vivir,
Pero también hay que pensar que no vivimos en un mundo medianamente estable.
¿Vale la pena ver cada día las desgracias en la otra punta del mundo?

No lo creo.
Pero siempre debe de haber alguien que sepa cómo solucionar todos estos problemas.
Bien es verdad que si todo el mundo, al plantearse este dilema que yo estoy sopesando, decidiera no vivir, no existirían los avances tecnológicos ni el progreso humanitario.

Creo que me voy a lanzar a la piscina.
Voy a lanzarme a la aventura de la vida.
Voy a vivirlo todo.
Que cuando esté en mi lecho de muerte pueda sonreír satisfecho de la vida que he disfrutado porque solo se vive una vez y la existencia de uno mismo es un verdadero regalo el cual deberíamos aprovechar al máximo.
Voy a hacerlo.
Saltaré de este agujerito que me ha mantenido con vida todo este tiempo y sabré apañármelas yo solo.

Me preparo para darle la bienvenida a esta nueva aventura que se me presenta.
Se que no estoy preparado pero de cualquier manera ya he escogido. Lo estoy consiguiendo, ya nada puede detenerme.


* * *



Por fin he comenzado la vida. La luz ilumina mi cara y, se que he escogido bien. Mis primeras palabras escuchadas en esta maravillosa vida, la cual seguro no me voy a arrepentir de vivirla son:



-Es un niño