Ahora y en soledad, invoco tu recuerdo con ansiedad
Marco cada imagen, cada palabra, que lejos, estas ya…
No reconocí tu mano, ni tu rostro, ni tu aliento,
Solo eras un hombre sediento de cariño silencioso,
Pero mi temor y mi trayecto fogoso,
dieron luz a tu fantasía de adolescente caprichoso.
Tantas lunas y lluvias perdimos, en este dime y yo te digo,
Caprichos de momentos infinitos, sin dar paso a lo verdaderamente vivido.
Te quise con la piel, con el alma, con la vida,
y tú con un papel rompiste mi poesía…
Hoy queda el recuerdo, de aquellos instantes, de aquella alegría,
Que nacía en cada mirada, que te entregué con el día a día…
Ya no quedan caricias, ni temores, hoy ya no tengo vida,
Y un sabor a hiel que aún perturba esta lejanía.