Psicológicamente hablando, la imagen física, o del estado de la casa, y del jardín, demuestran, lo que pasa internamente. Lo que estaría diciendo de mí, que descubro, sin mucha dificultad, mi estado patético. No es que no tenga mucho interés en cómo me vea, o cómo luce mi hogar. Pero, me detengo, o gasto la energía en otras cosas. Por ejemplo, en establecer vínculos cordiales, amables, sinceros, y afectuosos. Me desenvuelvo mucho mejor, en grupos y ambientes dónde se da esa característica, soy más elocuente, espontánea, y yo misma. De lo contrario, me reprimo. Debe ser, que siento miedo al rechazo, a la humillación, al desubique. Sin embargo, no soy el estándar de mujer que físicamente, se considera bella, me cuido poco, me visto raro, y me gusta hacer cosas fuera de lo común o normal. Entonces aquí es dónde entro en conflicto, dónde hago honor a mí misma, dónde hay algo que se me escapa, dónde me contradigo, dónde no entiendo ni lo que digo. Porque si tengo miedo al desubique, entonces, trataría con toda mi fuerza, de estar dentro de esos parámetros, y no es que no pueda, porque ya lo he hecho. Y es verdad, quizás algunas cosas eran más sencillas, pero no me sentía bien, era todo una farsa, no era yo misma. Entonces debo establecerlos de alguna manera, para sentirme auténtica, a veces se dan de casualidad, una cosa lleva a la otra y así, pero por momentos cuesta, se tornan raros, por mi estilo diferente. La mayoría de mis vínculos más viejos, están en etapas de vida distintos a los míos, lo que hace que ande un poco solitaria, como no me gusta ese estado, no me queda otra que establecer nuevos. No me creo ni muy vieja, ni muy rebelde, ni muy sabia, ni muy liberal. Pero hay códigos actuales que no comparto, algunas cosas me cuestan cambiar, y así estoy, ¿soy auténtica o no soy?, ¿quiero estar o me quedo por ahí?, ¿pertenezco y me agrupo, o me aíslo? Sé que existe un lugar, dónde me reconocerán como a mí misma, que podré tener el jardín y la casa, repleto de gente con buenos vínculos, que podré vestir y andar a gusto, y ser tan elocuente como el momento mismo. ¿Por dónde buscar? Me dicen, que limpie mi casa, que corte el pasto, y que me mire al espejo.