Ayer vi a un hombre grande y pensé, “bien podría ser dios” era ya un hombre añoso, pero firme, fuerte de los pies a la cabeza, la boca ancha, los ojos rectos, un portafolios en su mano izquierda, pensé ¿quien más aparte de Dios llevaría un portafolios en estos tiempos?, caminaba rápido, usaba lentes, dejaba a su paso una estela de silencio, dejaba a su paso un mundo vacio, todo a su alrededor se secaba, causaba todo tipo de desastres a su paso y no cambiaba su expresión, y no volteaba la mirada, los hombres se quemaban con su presencia, gritaban. Su piel blanca brillaba de lujo junto a todos, era un gran titán recorriendo las ruinas de la humanidad, mirando sin piedad a todos sus hijos, aniquilaba sin lágrimas y sin dudar, sabía que era el último momento de la vida de su creación, miró a los ojos a todos y decidió no perdonar, era Dios. |