Nos hicimos a la mar, mucho antes de que
amaneciese...Somniolentos y contentos compartíamos
el termo del café y el pan dulce, al tiempo de
preparar las cañas y picábamos los peces que
servirían de carnada, cantábamos y nos reíamos
cuando la lancha rompía las olas y nos pringaba
el agua fría, el viaje se nos hacía eterno.
Despues de hora y media adentrándonos en el mar,
y cuando los primeros rayos del sol coloreaban
el gris del cielo, el motor se detuvo, y la pesada
ancla fué lanzada hasta clavarse en las arenas del fondo.
Aventamos las cañas, y repetimos por rutina, los premios
establecidos, para el que pesque de primero,
para el que pesque más y otro para el que saque el pez mas grande.
El sol, desgarrando obscuridades y nubes, subía,
tostándonos la piel.
El café, fué substituído por cerveza helada y el pan
por ceviche preparado con los peces atrapados.
La gente, sueña con paraísos, ese era el nuestro.
A ratos, cansados de pescar, nos tirábamos al agua
helada, hasta que los temblores nos obligaban a salir...
Regresamos mientras el sol se vá metiendo, sudorosos, ardidos, cansados.
En la playa nos esperarán con la fogata encendida,
guitarras y malvabiscos para asar.
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