Diario de abordo (más desbordado q nunca)
Son más de las ocho de la mañana, y aquí sigo, recordando los ojos dulces, de una desconocida. Perdido entre el alcohol y su mirada, un nocturno ya llegado el día, temeroso de olvidar como la mire. Quizás solo sea un sueño embriagado, un juego desgajado del q mañana solo quedara esto, unas palabras sueltas, seguramente sin sentido. Por q siempre fue así, hay sueños eternos y sueños q solo duran un suspiro, o en este caso, un trago mas, quien sabe.
Un poquito de música, me quedan un par de cigarros, y una inspiración que brota de una botella de vodka. Supongo q de esto no saldrá nada bueno, pero en el centro de todo esto estan esos ojos, y si siguen rebotando en mi cabeza, al menos habrá merecido la pena. Aun recuerdo como nos besabamos, sin nombres, sin preguntas… pero finalmente se fue. Y ahí quede yo, como un actor secundario de una película en la q ni siquiera participa. Pero ese papel bufónico siempre se me dio bien. Fui ese bufón q tras cada sonrisa sonsacada desprende una lagrima más, hasta llenar una mar de pena, su propio mar donde hundirse tras un ridículo espantoso. En este mundo, de pensamientos absurdos, donde casi todos los hombres buscan una mujer mitad monja, mitad puta de lujo yo busco una mujer q me haga sentir q estoy en un trampolín, dispuesto a tirarme de cabeza y nadar, aun sabiendo q en cualquier momento la piscina puede vaciarse sin contar con q yo estoy en el aire gritando: “allí voy…”, y durante un segundo lo vi en sus ojos, esa incertidumbre desconocida, en la q yo siempre me sentí tan cómodo.
Al fin y al cabo, como dice la canción, “yo quería estar en el cajón de su ropa interior, en su rincón mas oscuro, junto al frasco de la droga, esperando q me utilizara”. Me hubiera encantado tanto q me gritara quédate conmigo, o q no podía vivir sin mi, aun sabiendo q ninguno de los dos lo pensábamos de veras. Pero los días de amores sin sentido, los amores q nacen tras un solo gesto se ahogaron perdidos en la visión real de la cosas. Y esta vez me siento como el verdugo y el ajusticiado en uno, por que mientras sujeto el hacha coloco la cabeza, pensando en algo que nisiquiera es. Hay besos q pesan demasiado, y como excusa no es del todo mala. Esto se esta convirtiendo en una carta de amor, jeje, q mal. A ver mañana, q pasa por mi cabeza, pq seria horrible, q ya una vez sobrio, siguiese pensando en ella, en esa mirada, en esa sonrisa picara. Pero por ahora me permitiré ese lujo, embarcar en una barco, y caer, esperando ser un “naufrago de cada vaso, buscando en cada esquina ese tesoro q encontré”, como dice Le punk. Esto siempre quedara aquí, y como suena la canción: “tango en el recuerdo dulce, tango en el recuerdo amargo…”
Petter Pan (sentado en la luna de Nunca Jamás)
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