Miro los cuadernos escritos,
llenos de poemas gastados,
y de palabras y frases opacas.

Me preguntó si vale la pena,
tantas horas con el lápiz y el papel,
expresando lo que me pasa.

ya no hay público para esto,
la gente perdió el romanticismo,
y solo corre tras lo material.

La inseguridad en la que se vive,
el hambre que invade los hogares,
la mentira de los políticos de turno,
son algunos de los motivos,
por los cuales ya no hay sueños.

La única utopía es que haya utopías,
el único milagro es que haya milagros.

Pero a pesar de todo sigo aquí,
con mi lápiz y mi cuaderno gastado,
escribiéndole poemas al amor,
porque siempre habrá soñadores.

Y mientras quede alguien que los lea,
nunca será una pérdida de tiempo,
tratar de ser poeta.