Nos vigila desde una montaña
El majestuoso Señor Dinero
Con sus cifras raras y números de serie
Ridículamente lo ansiamos
Lo veneramos
Y cumplimos todo un mes de agonía por su llegada
Cuando llega es distinto para todos
Algunos lo usan para vivir otro mes
Otros lo gastan en un día
Y otros (como yo) le dan buen uso
Y lo apuestan a las botellas y los vicios
Mientras el cerebro pide ayuda a gritos
El hígado baila ula ula
Las manos amarillentas de nicotina
La nariz insensible a cualquier aroma
Incluso el de una buena mujer

Ya no queda mas Don Dinero
Fuiste eres y siempre serás el Rey