Nunca descansan esas manos en abanico desplegadas arrullan mis sentidos y llenan de placer. Son pájaros que recorren con sus alas tan suaves el territorio dérmico revestidas de amor. En medio de emociones calman las angustias alejan las penas y quiebran el dolor. Instantes que son mágicos reviven al contacto. Transportan a otro espacio suspendido en un cenit.
Texto agregado el 25-11-2009, y leído por 298 visitantes. (7 votos)