Inicio / Cuenteros Locales / quiquelux / Recuerdos que no se olvidan.
Luego de almorzar guardó los cubiertos, dentro del cajón contra la pared del ataúd, a la altura del femur derecho. Además como de costumbre dejó la radio portátil sobre el cráneo, pero esta vez, sin quererlo, encendida a muy bajo volumen.
Aunque también olvidó en las costillas las monedas para tomar el colectivo sesenta, para lo cual, pues por hoy no desea volver al cementerio, debió regresar caminando los siete kilómetros que lo separan de su madre.
Habría sido una jornada de gran tristeza, donde los recuerdos lo persiguieron sin darle tregua.
Ya en casa, para recomponer su ánimo (no obstante porta una cierta alegría que reprime) se hubo alineado el alma preparando un trago con lima y vodka que endulzó con azúcar morena.
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Texto agregado el 24-11-2009, y leído por 158
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