Hoy ha sido tan agradable mirarte en esa posición de niño frente a los luceros... acurrucando tus fríos, mas que tu propio destino, bajo ese recuerdo de lo que fuiste. Ha sido tan reconfortante, bañarnos bajo el mismo cielo, tocando con la mirada limpia, nuestras almas... me siento segura de que me quieres, entre la luna y el cielo, de distancia mágica. Te siento seguro de que te quiero, como en el final feliz de algunos cuentos. Son tesoros que gritan por lucirse en nuestros momentos, querernos sin distancias, sacudiendo la cabeza y soltando cualquier pensamiento lejos... acercarnos despacio, siempre al ritmo del viento, para rozarnos despacio, querer abrazar el tiempo. Hoy la dulzura de tu alma me hizo probar otra miel. Mi inocencia ha vuelto con tus ojos, mis cumbres se han vuelto a erguir, te quiero entre las enredaderas, en las esquinas de tus sueños. Hoy te lo dije, te quiero.
Sella con tus labios mi libro abierto, concluye con tus palabras tibias mis andanzas, mis miedos. Anídate en mi pecho y déjame mirarte, mientras te confundo con el cielo...
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