68% compuesto a base de Silicio, diámetro de 0,16 mm, un volumen de 2,51 x 10(elevado)–10 m3 y una masa de 6,66 x 10(elevado)-4 g, creado hace 2500 millones de años. Dicho objeto ,un grano de arena, lleva formando parte de un bloque de piedra desde hace unos 3000años, el cual pertenece a una estructura aun mayor.
Durante largos años, el viento (nuestro inseparable compañero) erosionó la superficie del bloque de piedra lentamente, hasta que, recientemente, y tras haber erosionado y transportado muchas capas de granos le llegó la hora a nuestro grano de arena, el cual es movido durante nuestra historia por dicha corriente de aire.
Tras caer en la corriente, nuestro grano chocó directamente contra otros muchos granos los cuales formaban parte de una estructura cercana. Estos granos cayeron al suelo y fueron relegados al olvido. Ellos eran diferentes a nuestro grano, puesto que no poseían una fuerza comparable. “El viento me movió” pensará nuestro protagonista, y así prosiguió su camino, sin ninguna preocupación, pues es un grano de arena.
Tiempo después, nuestro amigo llegó a un desierto de dimensiones abrumadoras, con miles de corrientes de viento, en este caso circulares, las cuales movían a unos granos de arena, pero siempre los llevaba al mismo punto. Parecían alegres, girando sin parar, hasta que un día su corriente dejase de moverles, para así mover a otros. Pero nuestro viento no siguió este camino, y se alejó de los vientos circulares, prosiguiendo así un camino incierto que carecería de monotonía, pero a su vez quizás carezca de aparente felicidad, dicho camino, aunque inexplorado, era ciertamente intrigante, o al menos eso parecía......
Décadas después, nuestro grano había sido conducido a circunstancias extremas debido al impulsivo viento, circunstancias como la aparición de nuevos granos mas grandes y contra los cuales al chocar uno saldría lastimado, o también (entre muchos más ejemplos) el descubrimiento de “cosas verdes” que se extendían por amplios territorios, las cuales eran húmedas e indivisibles por el choque del grano contra su superficie viva, hechos como estos, asustaban a nuestro grano, pero a la vez lo emocionaban y hacían que no se arrepintiese de haberse ido y dejado atrás los vientos circulares (teniendo siempre en cuenta que los granos de arena no poseen sentimientos).
Pasado ya largo tiempo, el grano penetró en un enrevesado territorio gris, a su entender, formado por granos, pero que el viento nunca movería puesto que estaban mezclados con otra materia la cual los fijaba para siempre, el grano hubiese sentido pena por ellos, lástima que solo sea un simple grano.
Tras todos estos acontecimientos, el último día par que recuerdes, el grano pasó por delante de tus ojos, apenas a un milímetro de tu retina, en ese instante (si hubiese podido) el grano se hubiese maravillado al ver un ser tan especial, el cual era movido, pero no por un viento y tú, ¡oh ser especial!, continuaste yendo a aquel lugar tan importante sin detectar, ni siquiera fugazmente, al longevo grano de arena el cual tras fascinarse por tu presencia topó contra un muro, precipitó contra el suelo y dejó de ser movido por el viento para siempre, pero no sientas pena, pues él no sintió nada (solo era un grano de arena) además, tu no lo recuerdas, puesto que no lo vistes. Al igual, sería una pena haber perdido la esencia milenaria de los granos de corriente circular, de los granos del territorio gris, pero da igual puesto que nunca nadie les prestó atención. Así pues, lo único deseable, es que cada grano de arena sea movido por el tipo de viento que le hiciese sentir cómodo (si la comodidad fuese un rasgo de un ser inanimado), antes de caer en el inexorable olvido, inherente a todos los movidos por la corriente de viento.
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