Un día, en circunstancias que me encontraba en la Escuela Naval siendo aún cadete de primer año, con 16 escasos años de edad y próximo a zarpar en mi primer crucero de instrucción al extranjero, la cercanía de la fecha de viaje hacía que mis temores se acrecentaran por tan larga navegación que debía realizar por mares que por referencias de otros cadetes con algunas millas nauticas ya navegadas, comentaban que, la travesía infundía respeto y algún riesgo..
Mi primera salida a la mar abordo de un buque de guerra era espectacular por los diversos puertos a conocer que lo convertía en expectante pero, a la vez terriblemente sumido de emociones encontradas. La tradición familiar influía en mi proyecto de vida pero, la inexperiencia marinera real era evidente y a la vez estaba consciente que, me depararía un gran aprendizaje.
Dias previos al zarpe anunciado no podía conciliar el sueño, pero para resumir esta narración vivida, diré que, una noche luego de dilatados ejercicios físicos, agua temperada en cantidades inimaginables producto de extensas competencias de natación y no recuerdo cuantas horas de clases de integrales, derivadas, navegación astronómica, termodinámica, y no se cuantas cosas mas, llegué a mi confortable camarote y después de un buen baño y oraciones a Neptuno.. Neptuno dije?? si, Neptuno me quedé dormido en sus brazos.. si de Neptuno..
Que puedo decir.. soñé que me encontraba en plena navegación del crucero de instrucción cuando, suena inopinadamente una sirena y por el anunciador el cadete de guardia de portalón decía..
Este no es un ejercicio, repito, éste no es un ejercicio..
Hombre al agua!! Hombre al agua!! debiéndo para tal efecto tomar mi posición de zafarrancho de Hombre al agua..
Estando en mi posición, por la banda de estribor logro divisar la figura del tripulante no identificado que luchaba desesperadamente con la muerte asistido por el grupo de reacción que procuraba recuperarlo, y veía en medio de mi asombro que se sumergía y emergía de las aguas de ese inmenso mar sin portar su chaleco salvavidas, y al levantar su mirada resignada y en últimos alientos, logré identificarlo, antes de desaparecer de mi visión desconcertada..
Era yo!! quién desaparecía en la profundidad del mar..
Recuerdo que, casi inmediatamente toqué fondo marino en medio de una luz radiante que emanaban anguilas en forma de cardúmen, caracoles y erizos de mar, peces globos bordeaban un camino largo con una tramoya de fondo y una orquesta integrada por medusas, delfines, tiburones, peces espada, martillo, marlínes, ballenas tigres, y lobos marinos entonaban una marcha náutica de recepción...
Comprendí resignado, estar muerto pero como alguna vez deseaba como buen marino, en el mar..
De pronto puedo ver a Tritones, Ninfas y reconocer Sirenas y Nereidas, y caminando a la bella Anfitrite esposa principal de Neptuno quién, hace repentina aparición entre caballos blancos y rodeado de sus otras esposas Tetis, Clito, Ceres y Halia...
Dios del Mar quién con rostro adusto, voz firme y penetrante mirada me dijo: Bienvenido abordo!!
Una vez dicho, mi despertar fué instantáneo y sobresaltado, de un agitado respirar y totalmente transpirado.. recordándo que, con relación a ese extraño sueño, horas antes había asistido al teatro de la Escuela, donde se escenificó la vida de Neptuno en el fondo del mar.. Si, después de las clases de integrales, derivadas y el agua temperada en cantidades inimaginables..
La impresión del sueño, duró todo el trayecto del crucero de instrucción - Cuatro largos e interminables meses - debiéndo reconocer que, después del sueño y una vez abordo del buque con el que realicé el crucero, jamás abandoné mi chaleco salvavidas.
Hoy, dondequiera que me encuentre llevo una pequeña guindola marinera (Salvavida circular con soguillas sujetadoras) que ha sido lo primero en abordar mi equipaje durante mi formación así como durante mis años como oficial activo y hoy en retiro. En forma simbólica me acompaña y nunca me he separado de élla. Lleva la inscripción del buque de mi primera navegacion y la leyenda.. Bienvenido abordo!!
..y que, gracias a Dios, conservo como mi más preciado recuerdo y no referido por el rostro adusto, voz firme y penetrante mirada de Neptuno, a quien respeto, en mis sueños..
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