Ayer como siempre sin piedad obró el destino, 
como un perfecto reloj- que nunca lo es-, 
descompuso un corazón, lo sustrajo bruscamente 
y bruscamente el corazón se dio por vencido. 
Un gesto basta para morir de pie como un árbol, 
dos gestos bastan para morir sentado en un Café, 
tres gestos, para observar en un sitio seglar a 
un ignoto artista tocando un violín en una calle 
de apresurados pásos que eluden dar un denario; 
cuatro gestos, para ver las piedras de canteras, 
fabulosas,ya demolidas, del osado antiguo Imperio, 
o para maravillarse con el asombroso pretérito. 
Allí debajo, entre gruesos robles  de base, se halla 
impertérrito el restaurante donde se saborean 
unas sardinas fritadas al ajo y un vino exquisito. 
Otro gesto basta para sorprender a tu amada 
con un escabeche reconocible desde su niñez. 
Con el fuerte vino pretendes olvidar de un trago. 
Con su risa de payaso intentas amar el olvido. 
Y si te quedas un instante, a solas, en silencio, 
no olvides esa hermosa colección de fotografías 
que ilustran numerosas instancias del siglo anterior. 
Pero todo ha concluído y luego, con pasos vacíos, 
con pasos inciertos sobre los siglos sin rumbo, 
o impremeditados, vamos a las ruinas del pasado. 
El anfiteatro iluminado comparte sus restos contigo. 
Allí, miles de artesanos sucumbieron inciertamente. 
Allí, se preservan huellas del arte inapreciable. 
Allí, para nada importa si el tiempo se detiene, 
pues llegó el momento de dejarte ir dulcemente, 
a todo ese mar incomprensible de desdichas, 
a todo ese mar desecho en lágrimas negadas, 
que para que no afloren unidas a tu llanto, 
ha narrado pícaras historias llenas de expresión, 
sólo para que mi llanto no pugne neciamente. 
No olvides que sólo moja antes de apagarse 
esa lluvia repentina y corta opuesta al diluvio, 
y aunque temo de que todo pueda ahogarse, 
no permitiré a esas locas matas polvorientas, 
cubran con un sueño estigio tus hermosas pupilas, 
que fueron vanamente ardientes y esperanzadas. 
Tampoco olvides la clave de los espíritus libres 
que deben pertenecer a todos y a ninguna parte.   |