Hace unos pocos días navegando por Internet me encontré con esta pagina. Curiosee por ella, me entere de que se trataba, quienes la componían, leí algún cuento, algunos me gustaron, otros no. Me registre. La idea me pareció muy buena y adecuada, pues hace unos meses me dio por escribir. Después de no hacerlo durante toda mi vida y pasarme toda ella leyendo lo que otros escribían –lo cual pienso continuar haciendo-.
Aparte de lo muy bueno que he leído en esta mi vida de lector, también han pasado por mis manos cosas deplorables. Pensé que peor que ellos probablemente no lo haría. Y tímidamente empecé.
Los parabienes y las aleluyas de mis familiares y algunos amigos, a los que di a leer mi primer parto me animaron a continuar. Por supuesto tenía la duda de si les hubiese gustado de verdad o era el veredicto de quien te aprecia, que siempre es mal juez. Como tampoco me preocupaba –ni me preocupa- lo mas mínimo, la perfección, continué. Además me lo estaba pasando tan bien, que no pensaba dejar de hacerlo.
Y me decidí a mandar a esta pagina mi primer cuento. A pesar del pudor que sentía por hacerlo. Pero ganó la curiosidad. ¿Me leería alguien?.
Pulse intro en Enviar cuento. Con vergüenza y ya arrepentido apague el ordenador.
Unas horas después, entré en loscuentos.net y tuve una de las sorpresas más agradables que recuerde. ¡No solo me habían leído –cinco-, sino que decían unas cosas que me parecieron preciosas!, ¡hasta me puntuaron! ¡Y no me conocían!, ¡Asombroso!. ¡Increíble!.
Y aquí una reflexión, aunque se nos llene la boca de decir “no me importa que me lean o no, lo hago para mí”. No es del todo exacto, la vanidad la llevamos dentro de nosotros, en nuestros genes y a todos nos gusta que nos lean y si nos aplauden ¡ni te digo!. Si hay alguno que piense que no es así, ¿para qué manda sus escritos?. ¿Para hacer un bien a la humanidad?. Por supuesto puedo estar equivocado y haya otros motivos que no alcanzo a descubrir.
Pienso que no solo es lógica nuestra reacción, sino que es sana e imprescindible para crear algo, siempre que lo tomemos en su justa medida y seamos realistas. No pensemos que estamos a un paso del Nobel de literatura y en mi caso ni tan siquiera del premio de literatura del pequeño pueblo donde resido. ¡Pero me lo paso tan bien!. De eso se trata, que no es poco.
Si algún día mi motivación principal, para crear algo son las estrellitas, espero y deseo tener el buen sentido de deciros adiós y dedicarme a otra cosa.
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