Una Nueva Brecha, Una Buena De Chontales. ®
Después de una rapidísima reunión que se tubo con todos los Comandantes Regionales, ecepto uno (Aguilucho), teníamos que partir rápido del Diamante, Halcón que fue el primero en llegar a la reunión, a eso de las dos de la tarde, nos informo que llego por otra vereda, ya que venía detrás de las huellas que unos 200 o 300 piris habían dejado, entonces todos sabíamos que ya estaban en la Gloria, a no mas de una hora de De nosotros, (pero en zona de guerra esa hora se convierte en horas) Ganso y Navegante dieron la orden de replegarnos lo mas pronto posible, éramos no mas 45 lo que ahí estábamos, le podíamos hacer frente a los piris pero veníamos de una gira (la gran mayoría) de mas de 30 días y todos estábamos cansados, en especial la gente de Olosica y Huracán, durante todo ese tiempo ellos nos proporcionaron seguridad durante el trayecto, enfrentándose a los piris en mas de ocho ocasiones, y ya con muy pocas municiones no le podíamos hacer frente, así que fue muy buena la decisión de los jefes.
Después de haber pasado la noche en la punta de la colina de los Ayotes, y probando uno que otro bocado de carne olisca iniciamos nuestra marcha los mismos que habíamos pasado juntos los últimos 30 días, (ecepto por el “comandante” Richard que se iba con Navegante), camino hacia la zona de Pantera (sin saber que en menos de un mes él, uno de mis mejores amigos, moriría) y llegar al Uno para poder cruzar el Río Punta Gorda y dirigirnos hacia la zona de Chacal. Bajar esa colina fue muy difícil los caminos estaban casi perdidos, el lodo nos llegaba hasta las rodillas, cada uno con mas de 50 libras en las mochilas, desvelados, cansados, mal alimentados, algunos cansados de haber pasado la noche en vela emboscando al piri. Fue una trayectoria muy dura para todo el grupo, algo que cualquiera de los que nos encontrábamos en esa situación no querría que se volviera a repetir. Pasamos esa noche a no mas de tres horas del Uno, durmiendo en cualquier parte a como se pudiera, sin tiempo para guindar las hamacas, con el “capote” sobre el cuerpo y abrazando el fusil. Una de las tantas noches terribles que soporte por años.
Muy temprano llegaron unos civiles en sus botes de canalete para ayudarnos a cruzar el inmenso río, muy lentamente lo fuimos cruzando, tras nosotros en el lugar que habíamos dormido los civiles de la zona se había reunido y decidieron buscar rumbo hacia El Pejibaye, por primera vez en siete u ochos años era la primera vez que los piris lograban penetrar hasta ahí, mientras nuestras tropas entraban a zonas nuevas para poder tener mas alcance de hostigamiento, los civiles estaban nerviosos y llevaban hasta parte de sus reses con ellos, muy pocos como don Chepe decidieron quedarse ahí y no huirle al piri (mala decisión, le dieron una golpiza que lo reventaron por dentro y en muy pocas semanas murió de eso). Nos refugiamos en una burra de monte, ahí dormimos esperando a los piris que nunca aparecieron tras nosotros, entonces Ganso dio nuevamente la orden de partida, Olosica y los suyos que salieran hacia Nuevo Horizonte, mientras él y yo trataríamos de llegar donde Chacal, congimos río abajo y así emprendimos una nueva gira que nos tomaría por casi cuatro semanas.
Desde el Río Maíz, desde hacia tiempo atrás venia Chontales abriendo brecha, venia solo sin ayuda de nadie, un camino que tiempo atrás lo cruce y nos tomo mas de seis días en poder cruzarlo, nunca supe cuanto tiempo le pudo tomar a él en finalizarlo, las lluvias no lo detenían, sólo descansaba y seguía en su misión, comiendo lo que cazaba o talvez alimentándose solo de pinol.
Un día escucho sonidos, sonidos que no eran muy alentadores, en algún momento sobrevoló en la cercanía de él un helicóptero, apurando sus pasos logro llegara un pequeño acantilado, bien cerca del cruce el Pejibaye, desde ahí pudo ver el festín que tenia los piris con parte del ganado que le habían quitado a los civiles que iban huyendo de ellos, En sus hombros Chontales cargaba un viejo, pero fiel, M-14.
Muchos meses después en ruta hacia el Maíz, pasamos por la plazuela donde sólo quedaba una pequeña placa color verde con escritura rusa, de alguna parte del helicóptero. En esa gira para abastecimiento íbamos con Ganso, Gallito, el “comandante” Richard, y yo, en compañía de los pocos que andaban cuidando a Ganso, por algún lugar de esos caminos nos topamos con Johnny y parte de su gente, salude alegremente a Piedra De Ara, que tenia meses de no verlo, viniendo él de una zona con mejores posibilidades de abastecimiento para el estomago; me ofreció un deliciosa taza de café, que también tenia meses de no probar una verdadera taza de café (nuestro café era de maíz quemado). Entre las pláticas que sostuvieron los comandantes Ganso y Johnny salio a relucir que verdaderamente había sido Chontales quien con la mira puesta en la ventana abierta del helicóptero de un solo disparo acabo con el piloto y este se desplomo sobre los que estaban esperándolo. Recuerdo que todavía quedaban señas del incendio provocado por esa caída y que en la cas de don Julián una vez que pase por ahí las tortillas las estaban haciendo en una lamina con escritura rusa y le pregunte que donde la había conseguido y me dijo: Chontales con un solo tiro acabo con mas de una docena así que por eso decidí ir a sacar una de estas lamina, que tengo mas, como recuerdo, por supuesto tuve que hacerlo con mucho cuidado debido a que los otros helicópteros estaba sacando lo que quedaba del primero.
Nunca se le pudo reconocer a Chontales lo grande que había hecho (estoy seguro que nadie andaba en eso para que se le reconociera algo), sin misil Red Eye, ni RPG-7, M-40, ni nada de eso con un simple tiro acabo con algo que valía millones de dollares, a partir de esa fecha la ruta abierta por Chontales sería conocida como al ruta del helicóptero y varias de sus partes sirvieron para la cocinar. Y tanto años han pasado y me parece mentira que un simple tiro fue capaz de proporcionar tanto daño. En esos días tenia unos pocos meses de haber cumplido mis 27 años y me encontraba rumbo al Maíz; donde por fin llegaría a conocer una señora que en mas de una ocasión me envío comida y tabaco sin conocernos, una señora que era la mas fuerte colaboradora que tenia Pajarillo. Doña Venancia; la madre de Chontales. |