Iba tan preocupada de responder un e-mail en el blackberry que no me percaté con cuantas personas venia en el ascensor. Este quedó detenido en el cuarto piso, tomé la iniciativa y apreté el botón de emergencia al cual nadie respondió, pasado unos minutos las personas comenzaron a desesperarse, recién ahí vi sus rostros, iban 4 hombres mayores, dos lolitas y una señora embarazada. Los traté de calmar diciéndole que esto màs de algunas veces sucedía, que es muy normal y que pronto estaríamos a salvo.
A los 10 minutos una voz en el citófono nos dice – Soy de seguridad, hemos tenido un problema técnico, le pedimos paciencia – después de escuchar eso las lolitas se pusieron a llorar y uno de los hombres comenzó a sudar.
Les sugerí que nos sentáramos en el piso y comencé a preguntarles cosas, nada rebuscado, solo preguntas como el nombre, donde trabajaban, cuantos hijos tenían, la cosa era cambiar esta tragedia en una aventura.
De pronto el ascensor comenzó a bajar más y más, hasta que se detuvo abruptamente, ahí la cosa se puso peluda, nadie respondía en el citófono, todos comenzaron a gritar y mis piernas se pusieron como lana, hasta que se paró abruptamente. Uno de los varones vomitò, la pobre embarazada comenzò a tener contracciones, la jovencita colorina llamaba a gritos a su mamà. Todo era desesperante en un espacio tan pequeño, sin embargo, saquè fuerzas de mi interior, comencé a abrazarlos y a cantar esa melodía tan linda “Puedo confiar en el Señor” que de a poco todos fueron talareando hasta que quedaron en silencio.
Mire el reloj llevábamos 4 horas en este ascensor, oscuras, solo iluminados por una pequeña linterna de bolsillo que tenia la señora embarazada.
El problema más grande fue cuando necesité orinar y realmente no podía aguantar, no me quedo otra que decirles a todos lo que me ocurría y genial un caballero me pasó una bolsa, les pedí que miraran para otro lado y oriné dentro de la bolsa.
Estábamos oscuros, comenzamos a sentir frío, nos juntamos para que entre todos nos diéramos calorcito, ya nadie hablaba, algunos rezaban o gemían de pena, agonía, terror.
Nos quedamos dormidos….
Sentimos ruidos y voces, se abrió la puerta del ascensor, eran los bomberos con camillas, cámaras de telèvisiòn, médicos….
Nos habíamos salvado, nos abrazamos e intercambiamos nuestros correos para seguir comunicándonos por Facebook
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