Alguna vez creí que tenías las respuestas para mis preguntas. Sin embargo, llegaste con más cuestionamientos propios e hiciste que me formulara nuevas preguntas, reformularme las que ya tenía y preguntarme sobre lo que ya creía cierto. Y como llegaste, te fuiste. Con la compañía de tu sombra y tu sonrisa estática. Dejándome en la habitación más oscura de la casa, con un montón de fotos a medio quemar y una taza de café frio y amargo. Las cortinas bailan por la entrada de aire que permite el vidrio que rompiste aquella vez. Ahora sin ti me pregunto ¿fui alguien o lo seré? ¿Tú qué serás? Digo tu nombre en silencio y cada vez me parece una mentira mayor a media luz.