Regreso a la tierra después de un largo viaje
escribo palabras sin sentido en la atmósfera fragmentada,
la coherencia se vuelve un hilo cortado entre la mesa y mis pestañas,
y las preguntas transforman un mal día en licor y mariposas.

Un ruido como de música pregunta y responde.
una incómoda verguenza, una estrépitosa sonrisa
todo esto me propone, me interesa y me dispone
a hacer más ligera la descripción del tiempo.

Espero resolver las preguntas de una calle que no recuerdo,
y luego, para ser una persona más intelectual
dejaré que todo fluya con el ritmo de lo que existe.

Sin embargo, veo sus ojos
y admito que no entiendo la geografía abstracta de una idea,
pero comprendo la soledad del caminante y del extraño.

Ya no entiendo mis palabras,
carezco de seguridad.
me mira, y no precisamente con sus ojos...
y yo me llamo ignorancia.