Una vez le dijo a ella que era su inspiración..
ella lo miró con gracia y ternura,
y le dijo que siguiera adelante.
Ahora es un caballero andante
que cuida a la señora del feudo
para que los dragones no la maten.
La cuida, la respeta
y ella como gran señora
se pone rimbombante
le ajusta la capa, le aprieta el talante.
Ay! de aquél que se le acerque
el discípulo con elegancia
le entierra la daga, y le proclama sentencia.
Y si por si acaso la señora está triste,
él le cuenta historias de romances
para que el corazón de ella se agite
en una sonrisa agradecida de señora galante.
Texto agregado el 17-11-2009, y leído por 133
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