Sentado en la ventana está, ya un hombre viejo, todos los días lo veo sentado es su silla, mirando hacia la calle con la mirada perdida, esperando…
Ella era sus ojos, sus piernas, su tacto, su olfato, su vida, ella lo era todo para el, era su musa, sutil y graciosa como una sola. Hermosa, su piel inundada de una alegría y vigorosidad infinita, inagotable .Libre como el viento y rebelde como el mar, no era de nadie, ella le pertenecía a la vida, la vida le pertenecía a ella, mas el solo se conformaba con mirarle, nada más pedía, tan conformista, sólo verla pasar por su ventana, como todos los días y esperarle toda la tarde a que volviera, pero un día no volvió.
Esperanzado se sentó al otro día al lado de la ventana, mas no volvía, nunca lo hizo.
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