Sentado a sólo un metro de tu sueños mis ojos son guardianes que te cuidan, que suben por tu frente y allí anidan, como si de tu rostro fueran dueños A pesar de ser frágiles, pequeños no se asustan jamás ni se intimidan, enfrentándose a aquellos que te impidan dejarte zambullir en tus ensueños Duerme plácidamente, mujer mía, que este quijote vela con su espada hasta que en tu ventana nazca el día Y cuando el sol destape tu mirada, y tu boca de azúcar me sonría. Sabré que mi misión fue culminada
Texto agregado el 16-11-2009, y leído por 425 visitantes. (8 votos)