Érase una vez un niño que se llamaba José. José tristemente era un niño muy pobre pero también era muy amigable y tenía un corazón de oro; José preguntaba en muchas casas si lo podían adoptar, pero muchos dijeron que no. Un día una señora muy amable le dijo que si, y finalmente lo adoptaron. La señora se llamaba Marilook. Ella era pobre pero muy amable y le gustaba mucho compartir con las personas y los animales. Tanto, que hasta tenía tres pericos: uno se llamaba Luis la otra sindi y el último era cookies.
Había un niño rico que era tan malo que nadie del pueblo Coris lo quería, ni sus propios padres lo querían. El niño se llamaba Riqui. El siempre molestaba a todos, sobre todo a José. Le gritaba –¡Eres un pobre! Cuando José lo escuchaba se ponía triste. Pero Marilook lo consolaba y le decía que no hiciera caso.
Un día José tuvo una gran idea y dijo:
– ¡tengo un gran plan!
y Marilook dijo – ¿cuál?
–vamos a reunirnos con todo el pueblo y le daremos una lección a Riqui.
Luego se reunió todo el pueblo Coris y acordaron dejar a Riqui solo e ignorarlo.
Al día siguiente, Riqui se despertó y salió de su casa corriendo para ir a jugar a la plaza con sus amigos. Al llegar se entero que todos sus amigos se habían ido para el rio y no lo invitaron. Riqui paso todo el día solo y cuando llegaron lo ignoraron y lo dejaron solo y pensó:
– No importa, yo puedo jugar solo y no necesito a nadie para divertirme.
Un rato después se dio cuenta que solo no podía jugar y decidió buscar a todos para disculparse. A partir de ese día aprendió la lección y mejoró su actitud.
Como Riqui tenía mucho dinero, habló con sus Papás y les pidió permiso para comprar un poco de ropa y comida para los más necesitados. Le llevó regalos a todos, incluídos José y Marilook. José estaba muy agradecido por la bondad de Riqui y a partir de ese día se volvieron muy buenos amigos
Fin.