Mirar con los ojos, sin discernir la frontera exacta de tu mirada es como un paso que trastabilla, resbala y provoca la caída. Escuchar resabios de tu voz como encerrada e inaccesible es memorizar en vano un deseo que se pierde en las cenizas. Entonces pasó lo inesperado. Tu cariño se transformó en venganza que pariste sin esfuerzo alguno y causó la ruptura sin salida.
Texto agregado el 14-11-2009, y leído por 257 visitantes. (4 votos)