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Inicio / Cuenteros Locales / Fjsantalices / Un pequeño dolor bajo las costillas

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No hace mucho mi vida mejoró bastante. Empecé a imitar a mi yo del futuro haciendo como si trabajase de lo que estoy “estudiando”. He descubierto que es mi vida y me he creído mi papel. Me lo creí con toda mi alma. Le puse empeño, esfuerzo y cariño en hacerlo lo mejor posible. Le cogí cariño a mi trabajo. Incluso a diario me lo llevo a casa. A veces me siento más a gusto con él que acompañado de mí mismo porque, en ocasiones, es verme a un espejo y sentir rechazo. No sé, me imagino que me he convertido en un desconocido. Le llevo dedicado demasiado tiempo al exterior y a veces no me doy cuenta de que quien me habla es mi alma. Esto me hace mantener mi postura dubitativa ante la posible necesidad de irme solo a algún lugar. No sé, tengo que consultármelo un poco más. El caso es que hoy es viernes. Salí a las 22:00 de clase y el temporal provocó una inundación en la que las aceras desaparecían. Esto me hizo meter los pies en un charco con un fondo dudoso y mojarme de punta a punta ambos. Al llegar a casa dije:-Ya está, me pondré el pijama y me relajaré; no voy a pensar en nada responsable, sencillamente voy a disfrutar de unas microvacaciones.

El resultado de este pensamiento fue plenamente desacertado con mis propósitos. Llevo dos horas en casa y lo único que hice fue pensar en la clase mañana, el concierto, las clases del lunes, los exámenes y los deberes. Sin embargo, la cena que mañana me espera no significa nada para mí. La fiesta y el ocio son inapetecibles. Entre mi cansancio y mi obsesión por hacerlo todo, las ganas de ver a cualquier persona se me disipan como una niebla mañanera. No me apetece salir con nadie. Con absolutamente nadie. No los odio, para nada, los quiero hiperbolescamente porque son mi única familia fuera de mi casa, pero a veces ni a ellos quieres ver.

¿Qué posibilidades me quedan? La primera es ir, sonreír, aparentar y a la más mínima oportunidad, escapar; la segunda es ir, beber y que sea lo que el alcohol decida. En todo caso hoy no necesito eso. Hablando claro: necesito sentarme en mi sofá con una buena película, no ir mañana a clase y poder encenderme un buen porro. Esta droga JAMÁS fue una necesidad para mí, pero hoy...





*Javier Santalices*

Texto agregado el 14-11-2009, y leído por 105 visitantes. (0 votos)


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