Te amo,
mas no volveré a ver tu bello rostro,
pues aunque no quisiera
o no tuviera que
necesito irme, no volver
nunca mas estar en el viejo río
nunca más nadar en él,
aunque confieso que gozaba el nadar contigo:
tú y yo desnudos,
sólo cubiertos por la fría y clara agua
confundiendo la pureza del agua
con lo cristalino de tus ojos.
Necesito irme, no volver
nunca más estar en el verde pastizal
no revolcarnos más en él,
aunque confieso que adoraba el jugar contigo:
rodar uno sobre otro
entre altos pastos
y el “sube-y-baja” del inestable relieve.
Necesito irme, no volver
nunca más estar en el gigantesco cañón
no pensar más en él,
aunque confieso que disfrutaba el meditar contigo:
ver la vida pasar
nosotros arriba, los demás abajo;
confundiendo nuestras metas con nuestros sueños.
Necesito irme, no volver
nunca más estar en el lúgubre panteón
no besarnos más en él,
aunque confieso que me agradaba el amar contigo:
temblabas en la obscuridad
teniendo sexo: ¡vida entre los muertos!;
confundiendo nuestros miedos con pasión.
Necesito irme, no volver
nunca más estar en tu trágica vida
nunca más competir con…Él,
aunque confieso que amaba el dejarlo en ridículo:
comprobar que soy mejor
¡sabías que yo era el mejor!,
mas aún así lo elegías a Él;
confundiendo tu cariño con amor.
Necesito irme, no volver
que nunca más estés en mi solitaria vida
nunca más quererme,
aunque confieso que has sido lo mejor de mi vida:
tu a mi lado, yo al tuyo
reírte conmigo; hablar, soñar, nadar, jugar, ¡besar!
confundiéndome, ¿me quieres o me amas?
¿Alguna vez pudiste amarme?
Necesito irme, no volver
pues con mi partida ambos nos dañaríamos
por eso me marcho ahora, ahora sin dolor:
pues cómo podría yo dañarte si yo… si yo te amo... |