No soy yo, sino yo, que estoy en otra parte,
como uno de esos viajes donde uno sueña
con barcos que flotan sobre oceánicas noches.
No es esta tristeza absoluta del día,
ni los ecos-voces de la gente,
ni el ruido de las cosas, sino yo.
Termino por mirar mis palabras,
como cuando se escapan
por el agujero de un bolsillo las monedas,
y no soy yo, sino yo, que estoy en otra parte.
He venido a naufragar en este abismo.
Deje de mirar ese mar de tus ojos.
Ya no recuerdo todas las cosas de antes,
ni el lugar secreto donde pronunciaba tu nombre,
ni la hora oculta del día en que rompía tu silencio.
No soy yo, es algo más allá que el abismo
de mis dedos a mis palabras.
No soy yo, sino que aquí se acabo la historia,
tu nombre impronunciable.
Te encontré detrás de mis plegarias,
y fuiste el resumen de mis palabras de tanto tiempo,
y yo no estoy aquí,
y no soy yo, sino yo, que estoy en otra parte.
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