Te has quedado sin tu compañero
de tantos años, madre querida
pero está presente en vos,
envolviéndote en caricias.
Desde el más allá, te protege,
seguramente te piensa
caminando los dos juntos
cuando eran joven pareja.
Vos le diste tu ternura,
tus esfuerzos, tu valor,
tu fortaleza, tu alma,
lo rodeaste de calor,
tuvo una vida muy plena,
con ese infinito amor.
Ha quedado entre nosotros,
su bondad, su inteligencia,
el amor de sus amigos
y lo mejor de su herencia
que es habernos dado
junto a vos, madre querida,
valores de dignidad
y sentido de justicia.
No te quepa duda alguna,
que al llegar hasta allá arriba
fue a la “Bib lioteca del Cielo”
a ver que libros había,
que se seguirá “tragando”
seguramente en un día,
leyendo a la luz del sol,
en una verde campiña.
Y cuando no lee, estoy segura,
plenamente convencida,
que llevará bajo el brazo
la otra pasión de su vida,
el tablero y las piezas
para armar una partida.
No me cuesta imaginarlo
en los jardines del cielo,
jugando al ajedrez,
con sus queridos “trebejos”
en medio de un aire limpio
y de flores en canteros;
pequeñas flores que amaba,
nomeolvides, pensamientos.
Más nunca deja olvidado,
ni siquiera por momentos,
su cariño y su apoyo,
para siempre protegernos,
y a través tuyo, mamá,
él está aquí, al lado nuestro.
Vive a través de tus ojos,
de tu alma y tu recuerdo,
y en el amor de tus hijas,
de tus nietos y bisnietos.
Estela Passaglia
(Mi madre falleció hace 5 años; estoy segura que andan paseando juntos sobre las estrellas...)
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