Libro
La noche anterior ninguno de los dos pudo pegar un ojo, el desvelo tenía cara de “fin de algo” para ella, “principio de todo” para él.
Jueves 6 de noviembre, Rafa decide irse a la presentación de su libro con jeans y camisa, Matilde apoyó la decisión, no tenían que demostrarle nada a nadie, por lo menos no a través de la ropa, bien ridículo le hubiese parecido a ella ver a su medio salmón amordazado por una corbata, en pro de satisfacer a la banda de amigos.
A las 5 de la tarde logra llegar Matilde a la casa, transpirada al extremo, pero con todo listo para el evento, Rafa nervioso, relee por enésima vez las palabras que dirá, escritas el mismo día, y tratando de concentrar todo en ellas, toda su vida en una hoja.
Tras una ducha rápida y sin intercambiar muchas palabras salen por fin, en el camino la tensión es diluida por ring ring del celular, desde la República de Argentina la voz de Cromas, el rico y cariñoso saludo, al fin le permite al par mirarse y sacar un suspiro de ensayo-relajo. Ríen.
Matilde maneja rauda, Rafa con la ventanilla abierta mira los edificios de Vicuña Mackenna, hasta que los árboles del Parque Forestal lo sacan de su mutismo, al fondo La Estación Mapocho lucía hermosa, el gran elefante esperando por ellos, “comparece donde te citen”, parece recitar el Tío Raúl en la mente de Rafa.
Las hermanas de ella ayudan a preparar los detalles, la terquedad familiar consiguió el permiso que nadie más tuvo, el vinito chileno y comida mexicana ya se dejan ver.
Matilde mira todo en fracciones, como una sucesión de cortometrajes a su antojo, Rafa conversa con la señora que dice ser actriz de las de antes, le pide datos, hasta que al fin logra convencerla que entre a la salita, sala Pedro de la Barra.
Llegan los amigos, la familia, el Diego pensando en qué forma iba a ser mejor que lanzaran los libros al público, ambas banderas cubriendo la mesa, se apagan las luces, comienzan las instantáneas de paisajes y esa música que invita a volar….(aporte de la embajada)
Matilde entra de las últimas a la sala, se sienta por ahí, ve llegar gente que no conoce, los mira a todos….
…..Se les quedó en el auto el discurso!!!!!!!, o Dios, siempre nos pasa!!, ella corre a través del elefante, vuelve justo en el momento en que Rafa debe comenzar a hablar.
Él mira en amplitud y con su voz llena de dominio, sin un ápice de nerviosismo visible, presenta en sociedad sus letras de sangre, antes ya Valentina y María Eugenia habían hecho lo suyo, con excelencia por cierto, Rafa se deja llevar, casi ni mira sus apuntes, todo sale a borbotones, como un vómito contenido por años, un par de veces cruza la mirada por un segundo con ella.
Matilde lo mira enamorada, y qué más da, si hay cosas que no se pueden ocultar, aunque lucha por pasar piola, el pecho henchido, su boca parece sorber cada palabra de él, todo el tiempo juntos pasa por su mente, mientras él se desborda sin límites, ella parece levitar recordando tanto, tantas noches de charla, correcciones, comentarios, la labor que fue aprendiendo a su abrigo, se le vienen las noches de escritura de él, antes de toparse, sus vivencias, sus historias, su vida, sus vidas, confluencia, congruencia, coincidencia…
La despiertan los aplausos, Rafa colorado, no le gustan los aplausos, prefiere ser capilla a ser catedral, Matilde saca un UUUFFF, él con mucha gente a su alrededor, firma libros, conversa, corre el vino, corren las fajitas y la salsita picante, fotos, abrazos, felicitaciones, bulla, fotos, abrazos, felicitaciones, bulla, fotos….
Silencio, al fin silencio, “todo salió bien ¿viste?”, sí, todo salió bien.
El elefante comienza a dormir, Matilde se abraza fuerte a Rafa, busca sus labios, lo besa suave, queriendo morder…
El final de algo
No, el comienzo de todo.
...
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