Anadiplosis

La anadiplosis es un recurso literario que consiste en la repetición de la misma palabra o grupo de palabras al final de un verso y al comienzo del siguiente; por ejemplo:




Brindo por lo que fue y por lo que no fuimos,

fuimos saetas y tú que me has mantenido vivo,

vivo me has mantenido y parezco un tanto muerto…

muerto recuerdo lo que al conocerte fue de mí,

de mí fue lo mismo que fue de tus falsos besos,

besos que no existieron y que en mí nunca sentí,

sentí como muchos de nuestros febriles encuentros,

encuentros que siempre fueron nuestros secretos…

secretos como cada una de esas largas noches,

noches que en mi mente locamente te hice mía,

mía te hice todas las veces que me regocijaba,

regocijaba escribirte poemas mientras dormías,

dormías porque cada uno de tus sueños me revivían,

revivían todos esos detalles que me sorprendían…

Sorprendían esas noches de eternos amares.

amares por las canciones que me dedicaste,

dedicaste dejar conocerte y a los héroes escuchaste,

escuchaste de amor y en su silencio me cautivaste,

me cautivaste y así brindamos por la bendecida,

bendecida, por maldito duende y chispa adecuada,

chispa adecuada que no arde ni es para siempre,

para siempre brindo maldiciendo esta cobardía,

cobardía en mis noches amargas, eternas y frías,

frías amore, por no deshacer el mundo a tu lado,

a tu lado no estoy por mis miedos y mis fracasos,

fracasos y esta noche estoy acompañado del llanto,

llanto del lago y de la arena, brindo bajo las estrellas,

estrellas difuminándose de mis viajes y mis dilemas,

dilemas como este baúl lleno de recuerdos y de pena,

pena de esta vida tan corta y cruel, pero es pasajera.

Brindo por los minutos que aún me quedan solo,

solo me encuentro, y sé que es mi último momento,

momento... recuerdo que hoy que es mi cumpleaños,

cumpleaños fúnebre, en el que nadie me ha llamado,

llamado a mis fantasmas, que no me han atormentado,

atormentado… si ni yo recuerdo hoy como me llamo,

llamo a este capítulo de mi vida un dolor sin llanto,

llanto sin lágrimas, el que finalmente me ha acabado,

acabado con mi amor, porque ya nada me importa,

importa y brindo contigo… por ti, con esta copa rota,

rota mi vida por la sangre que de mis venas brota,

brota y brindo por la muerte que a mi lado se sienta,

se sienta y me dice: ven que se acabaron tuss días en la tierra,

la tierra y el lago que siempre escucharon cuanto te amo…

te amo, me dice mi recuerdo al perder tu compañía…

tu compañía y no olvido que no estuve jamás a tu lado.

¿por qué no escuché tu voz en mi día, en este mar de duelo?

duelo por no atreverme, nunca te tuve, jamás fuiste mía,

mía porque cuando al fin te tuve, fui yo quien te ha dejado.

Dejado mi sueño, le he abandonado y brindo por mi muerte,

muerte hoy en mi día, día que a este loco no has recordado,

recordado la promesa que hizo, porque así decía la carta;

carta que en el lago encontró Alejandro en su cumpleaños.



Alejandro Ornelas.