Himnos de astros y de rojas estrellas
en el cielo forman una sórdida escena
confluyen tristes miradas de poetas malditos
en la tierra de ausencias y vanos suspiros

Atravesando el telón, el teatro se cierra
Reina la nada tocando el arpa extasiada
y cantando al infierno de un peregrino
que se halla dormido en su infinito

El sueño desvela una atmósfera ambigua
de amores eternos y dagas asesinas
el público absorto, todo lo contempla
culmina la obra, y el caos comienza

Cuervos de Poe, en la azotea cantan
y veneran a los signos desnudos
que Da Vinci con sus rostros disfraza
en vientre de esencias y corazones sin rumbo

Mientras que Baudelaire en su basura
vomita el verso que enfermará a la luna
cuando el reloj de Dalí es devorado
Por la lágrima viva de un payaso

Cuanta sangre ya coagulada, entonces
¿quién será el payaso que yace agonizando?
Un héroe de leyenda
¿Un amante solitario?

Y la nada dudosa, todavía arde jubilosa
Fantasmas de Poe que aún la escuchan
de orejas con las que Van Gogh disimula
En un vaivén de versos sin cuna

Amantes sin su tiempo, se piensan
ignorando la presencia de lo incierto
Cuando oscila en los temibles laberintos
almas de payasos encarnando al peregrino

Himnos de astros y de negras estrella
En la tierra sepultan a esta sórdida escena
Lloran payasos, lloran mundos
Agonizan los amantes del absurdo