El teléfono sonó a las cuatro en punto de la mañana. Desde la estación, Claudia llamaba a Roy para que fuera por ella. El autobús había llegado media hora más temprano de lo previsto y Claudia no estaba dispuesta a esperar por más tiempo.
Roy se vistió, preparó el auto y se dirigió a la estación. Mientras conducía, se preguntaba cómo sería ese reencuentro después de tantos días sin verla.

Aunque no vivían juntos, estar juntos era cosa de todos los días y esa separación momentánea había socavado los sentimientos de Roy, a los que consideraba estables y firmes. Pero aquel alejamiento le hizo darse cuenta de pasiones insospechadas.

Días antes, Claudia le había llamado para avisarle sobre la hora de su llegada, en ese momento, Roy aprovechó para decirle las palabras más desgarradoras que jamás había pronunciado: “Sabes, me he dado cuenta de que puedo vivir sin ti”.

En ese momento Claudia enmudeció; no esperaba semejante revelación, no tenía porqué esperar algo así. Sin embargo era un hecho. Escuchó esas palabras venir desde el otro lado de la línea y sintió como se clavaron en su corazón destrozándolo en mil pedazos.
(continua)