Se sumergió; todo quedo callado, las pestañas nadaron y absolutamente nada paso, en un rato.
La natural desfachatez se ahorco allí, bajo el agua, no grito, no balbuceo, solo partió. Como explicar el sentimiento que abrazo al cuerpo helado; la hipotermia lamió la piel mojada, pero absolutamente nada paso.
Gotas iban y venían, se chocaban con la saliva; quizás sonreía, quizás fingía… nadie lo sabría.
Sacudió la melena revuelta, sucia y empapada, quiso arrojar lejos, muy lejos los pasos de cartón que arrastran recuerdos, que le envían de regreso.
Extendió los negros brazos al viento; abrazo lo incierto, pero nada, absolutamente nada paso en un rato.
Pensar o pensar que se piensa intentó en vano; rasco el cemento, sollozo muy lento; intento desvanecer la nativa perfección con un desamparado bostezo, pero absolutamente nada paso.
Le salpico la animalada melancolía, basto tan solo una simple pincelada para cubrirse de inesperado desinterés, para sentir las pelotas en la cabeza, para querer correr y estrellarse
contra esa porquería que controlaba el cerebro, pero nada, absolutamente paso en un buen rato.
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