¿Cómo explicarte su partida?, ¿Cómo entender que la cobardía alterara mis sentidos? Llegó a mi vida como una gran bendición la cual no supe valorar hasta que…
Todo comenzó un día de navidad, volvía del trabajo, al llegar a casa, me encontré con la sorpresa de un pequeño bebé, para algunos muy común, pero para mi era algo fuera algo fuera de serie, sé que a partir de ese momento, ganó poco a poco mi cariño y mi ternura, sé que al principio no fue fácil acostumbrarme a él, ya que requería de todo el tiempo y cuidado.
Durante casi un año y medio, compartimos y disfrutamos grandes aventuras, era fabuloso reaprender situaciones que ya había olvidado… El balbucear, el darle de comer y hasta el protegerlo de los riesgos del hogar, era una tarea sorprendente, pero valía la pena, ya que era un bebé lleno de cariño y travesuras, que me hacían quererlo cada día más y más. Cada una de sus sonrisas era capas de transformar un terrible día de trabajo.
Sin embargo, todo comenzó a cambiar, cuando la cólera de su padre, amedrentaba su integridad… Era triste y deprimente escuchar sus lloriqueos y no poder auxiliarlo, en verdad que nunca desee con tanta fuerza la muerte de alguien como en esos momentos de tortura, pero para variar, cualquier intento de liberación para el pequeño era frustrado por un “es mi hijo”. En esos momentos llegué a dudar tanto la existencia de Dios, como era posible que algo así ocurriera tan cerca de mí y yo no pudiera hacer nada.
Los pocos días en que el mounstro no llegaba, yo invitaba al pequeño a salir al parque a jugar, a correr, trataba de mostrarle que la vida no era tan mala después de todo y que de alguna forma existía alguien que lo quería de verdad.
Una tarde cuando la depresión me hacia su presa, decidí llevarlo primero a comer una hamburguesa, lo curioso del caso es que dentro de la caja, venia un juguete musical, al escucharlo el pequeño, me dijo:
¿Sabes?, Me gustaría ser parte de un cuento y ser muy feliz.
Con una lágrima derramándose por mi cara, tomé el juguete, lo oprimí y muy burdamente le canté con toda el alma la siguiente canción:
Piensa,
no llores, entiende tu presente,
recuerda que existe un lugar en el cual no se miente (2)
En donde el sol si calienta
y lo que añoras no perece.
Encontrar el por qué tan deseado,
saber ya el por qué no fuiste aceptado.
Conocer la razón e involucrar lo que se ha amado…
Algunos dicen que levantes la cara, que aprendas a olvidar, ¿Cómo si fuera tan fácil atreverse a pensar? hacer posible lo imposible y comenzar a luchar.
¿Pero qué sucede cuándo nuevamente tropiezas?, ¿Habrá alguien qué te ame y te pueda apoyar?
Piensa,
no llores, entiende tu presente,
recuerda que existe un lugar en el cual no se miente (2)
Juntos tú,
juntos yo,
juntos los dos,
por siempre.
Jamás había escrito una canción pero esto asemejaba a una, además, le había gustado mucho.
Lo peor llegó una noche, todo inició con gritos, maldiciones y golpes… Como pude bajé corriendo en su ayuda, con la esperanza de salvar a mi amigo, pero todo fue inútil, sus padres muy estúpidamente, se los disputaban y cuando llegué hasta donde el se encontraba, miré con terror que ya no se trataba de la misma personita que había conocido…
Con tristeza, muré su partida y no pude impedirla. Entre mis bazos solo quedó un osito de peluche, el cual espera ansioso su regreso.
Se que a partir de ese día algo cambio en mi, pues ya no tendría a quien enseñarle el lado amable de la vida o quizá, el compartir los paseos continuos, hoy solo me queda el dolor de ya no estar a su lado y el pensar lo injusto que es el mundo con un pequeño que en noviembre cumpliría años.
Es difícil seguir narrando cada minuto que pasé a su lado, aún conservo la esperanza que tarde o temprano tendré la dicha de volverlo a ver.
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