La otra perspectiva.
El primer estado psíquico en donde el hombre dedujo que podía ser dueño de sí mismo fue al controlar el fuego, este hecho tan culminante cambió para siempre su conducta, su habitat y hasta su configuración ambiental como vemos hoy. Sin ese control no sería posible la infinita cadena de acontecimientos y desarrollos artesanales que giraron luego en las industrias que a su vez establecieron los sistemas económicos y sus exigencias políticas o sociales; para algunos el capitalismo fue creado en Florencia hacia el siglo XlV o XV y ahí mismo los sindicatos que se les oponían, y también las huelgas y sus primeras víctimas. Toda esta basta significación es producto de la intervención de la energía del fuego, es decir que la civilización está sostenida, al menos en gran parte, por la manipulación, revisión y sondeo de ésa energía en sus diferentes formas.Marshall Mc Luhan sostenía la teoría que nuestra evolución había creado el “Hombre Eléctrico”, un ser cuya dependencia es catalizada por el automatismo de la electricidad en su mundo externo pero que internaliza una determinada conducción sicológica en el tratamiento del tiempo, el espacio y la relación con el otro. La eléctricidad acelera los procesos fisiológicos, crea diferentes empleos, modifica necesidades e inventa suficiencias o capacidades. Este nuevo individuo posee una fuerza centrípeta que de a poco lo aisla o arrincona y no solamente de su entorno sino también de su contexto como entidad particular. Mc Luhan afirma que esa entelequia en donde una ficción se apodera de la realidad provoca disgregación tanto con las demás personas como del ecosistema social. Es precisamente esta disgregación la mayor variable que cimienta la violencia, la expulsión de la tribu, el “throwing out” del olimpo colectivo, el abandono del nirvana nacional, es decir, el desalojo de la mente al sistema de pertencer a la familia humana. Cuando una fracción o miembros de un conjunto deciden coordinar una determinada acción para beneficiarse de la mayoría saltándose ciertas reglas que rigen el universo de lo aceptable, a conciencia algunos y sin saberlo muchos, están movilizando en el resto, una nueva estratagema intelectual de aquella primitiva operación en el uso del fuego. A mi criterio, el segundo gran paso que deberemos dar es la intervención minuciosa de nuestra propia energía bio eléctrica que decide cuándo, cómo y por qué adoptamos desiciones tan nefastas, egoistas y que no tienen ningún fundamento ni filosófico, religioso, ni científico y que sólo desciende de los arcaicos habitantes que en su pánico por no tener para sobrevivir utilizaron todo tipo de horrores para asegurárselo.La entrada al futuro es la concepción muy íntima de la intervención que debemos oponer a esa irracionalidad atávica.
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