Recorrí pausadamente la exposición, con John como guía, fue más llevadero, es cierto. Sus anécdotas me sacaron más de una vez una carcajada. Su amor por el arte era, por decirlo menos, único.
- Sí- me decía- no te rías, estuve tres veces en el hospital de urgencia porque me saltaron esquirlas de metal en los ojos, cuando hacía mis esculturas. El doctor me retaba porque pasaban dos o tres horas antes de ir, pero es que no podía dejar mi obra a medio hacer por un ojo.
-Estás loco!- le decía yo sin para de reír- Podrías haber perdido un ojo.
- No, todo bajo control... Además, no me habría visto mal con un parche en el ojo- y tapándose un ojo añadió- Un toque más alternativo, un parche pirata, jajajaja.
Sólo negué con la cabeza, una sonrisa y volví a ver las pinturas. Una llamó mi atención, era simplemente hermosa, celeste, blanco, era como un cielo en un día de primavera, un pedazo del cielo.
-Es mi favorita- no dice nada más. Ambos nos quedamos mirando en silencio. Una comunión secreta entre el arista, el espectador y la obra.
Pero había que seguir. La exposición en su totalidad, fue preciosa y la verdad es que hacía tiempo no lo pasaba bien en una, independiente de mi encuentro con su autor, que sólo le agregó un poco más de sabor. Me aprestaba a despedirme para seguir mi camino al hotel, pero John me interrumpió.
-Un café? Yo invito.
Me desarmó, fue tan espontáneo, tan directo, como su arte y su forma de crearlo. Ahí estaba, esperando, mirándome directo a los ojos.
- Café?- dije finalmente- Sí, acepto.
- Lo mínimo que puedo hacer después de casi matarte de un susto- agregó con una sonrisa.
Salimos directamente a un café cercano, un Starbucks pequeño en la esquina de la galería. Pensé nuevamente en la pintura, creo que la compraré, me dije, mientras miraba los muffins de arándano que tanto me gustan.
-Un muffin?- dijo él divertido, sobresaltándome otra vez... Ya iban dos veces en la tarde, una tercera y lo golpearía- te concentras mucho por lo visto, eh, Marilú? Nunca nadie se ha asustado tanto con mi voz tan seguido.
- Sí, por lo visto tengo una capacidad de abstracción muy grande- dije yo con una media sonrisa.
- Entonces un café y un muffin?
Y sin darme tiempo compró dos café y dos muffin de arándano.
- Mi favorito- dijo él mientras me invitaba a sentarme cerca del ventanal. Mirar la calle con un café y un artista, sería una tarde interesante.
|