El mismo disclaimer del capítulo 1, la historia no es mía, es una traducción que hice de la historia The Promise de Wendi Mair, para que no hayan confusiones.
La Promesa
3)
A)
That certain feeling
The first time I met you
I hit the ceiling
I could not forget you
You were completely sweet
Oh, what could I do?
That Certain Feeling - George and Ira Gershwin (1925)
-¿Cómo demonios se puede caer un eje de transmisión de un camión?, se preguntó Doreen, la mejor amiga de Connie.
- No lo sé, Reenie. Tú dímelo a mí- dijo Connie con una sonrisa- Pásame una llave francesa, por favor.
- Por supuesto- dijo buscando en la caja de herramientas una- Acá tienes.
- Gracias. De verdad, por la manera en que manejan estas cosas, me extraña que no le haya pasado nada peor
- No me digas... hey Connie
- ¿Qué?
- ¿No se supone que yo debería estar enseñándote todo esto como parte de tu castigo?
- Si se hubieran tomado la molestia de leer mi historial, sabrían que en el colegio tomé un curso de mecánica y lo aprobé con honores, je.
- Sí, y tampoco creo que sepan que somos amigas
- Y no tienen por qué saberlo. ¿Me pasas la grasa?
- No puedo creen que esa perra de Merrie Olson y sus amiguis con cara de caballo te hayan dejado botada en el pueblo. Le da mala fama a las chicas de Jersey. Voy a patearle el trasero.
- Doreen Castafiore, compórtate. Lo último que deseo es que termines en un calabozo por iniciar una pelea.
- ¿Puedo al menos hacerle una zancadilla en la cafetería?
- ¿Sabes qué podrías hacer? Mezclar un poco de laxante con su chocolate caliente
- Ooooh, no se me había ocurrido eso.
- También resulta muy bien con el budín de chocolate.
- Eso es simplemete diabólico. Tengo unos conocidos también en mi casa a los que podría echar mano
- ¿Acaso no tienes un tío en la mafia? Apuesto a que es todo lo que necesitas cuando hay que vengarse.
- Sí, pero él está en Jersey
- Cierto
- ¿Con, supiste del baile que viene en unas semanas más? Se supone que es para toda la base, nosotros y los británicos.
- Sí, oí del baile, pero no creo que pueda ir
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Sabes tan bien cómo yo que las "tropas de color" no serán admitidas ahí.
- "Tropas de color". Dios... Todos somos de color, si no seríamos transparentes.
- Sí, me da igual, así es la vida.
- SARGENTO CASTAFIOREEEEE- dijo una voz en las afueras del garage
- Santa María, llena eres de gracia, por favor ayúdame a no matar a esta mujer- murmuró Doreen- ¿Sí, mayor Duncan?
- ¿DÓNDE ESTÁ LA CABO FORD?
- En este momento, señora, está debajo del camión arreglando el eje de transmisión
- DILE QUE TIENE VISITAS Y QUE SE PUEDE TOMAR UN DESCANSO
- Sí, señora
- TIENES 20 MINUTOS, FORD
- Y la prisionera tiene un rato para ella- dijo Connie- Vaya.
Doreen se rió.
- Estás segura que quieres recibir a tu visita. No estás precisamente vestida de domingo.
- Quien quiera que sea, va a tener que lidiar con esto- dijo Connie saliendo de debajo del camión- Y no es que sea una cita o algo sí...
- Yo chequearía esa declaración si fuera tú... Las visitas por lo general no vienen con flores.
~*~*~*~
B)
Candy, I call my sugar Candy, because I'm sweet on Candy, and Candy's sweet on me…
She understands me, my understanding Candy, and Candy's always handy…
When I need sympathy, I wish that there were four of her,
So I could love much more of her.
She has taken my complete heart, got a sweet tooth for my sweetheart…
Candy, it's gonna be just dandy, the day I take my Candy
And make her mine, all mine...
Candy - written by Joan Whitney, Alex Kramer, & Mack David (1944) (?)
Connie miró a través de la puerta del garage y se paralizó. Bueno, ciertamente no estaba vestida para la ocasión... Y sí, él es más lindo con su cabello bien arreglado. Connie se dio una cachetada mental. "Ni siquiera lo pienses, Constance Bernice", pensó.
- Buenas tardes, teniente Rhodes... Se ve mucho mejor que la última vez que nos vimos
- Sí, y me siento mucho mejor también
- Me alegra saberlo... ¿Por qué no vamos afuera? No me gustaría que ese uniforme se manchara con grasa acá
Caminaron hasta un cercano banco protegido por la sombra de un antiguo roble. Ahí, él le entregó la rosa que le traía
- Para usted
- Es muy dulce de su parte, teniente. No tenía por qué hacerlo
- Sólo quería agradecerle por haber sido tan amable conmigo esa noche. Lo que empezó como mi cumpleaños con mis amigos...
- ¿Era su cumpleaños? ¿Qué edad cumplió?
- 24, pero no era mi cumpleaños todavía, eso fue dos días después. Sólo quisimos ir a celebrar por anticipado con mis amigos.
- Ya veo... No era necesario agradecer. Sólo cumplí con mi deber.
- ¿Incluso con un extraño?
- Lo haría por cualquiera... Si el Tío Sam me dejara cumplir con ello.
- ¿Qué quiere decir?
- Es una larga historia... ¿Qué hay en la bolsa?- añadió Connie indicando una pequeña bolsa de papel que estaba entre ellos.
-¡Oh! Esto también es para usted. "dulces para la más dulce", como dicen por ahí
Ella se quedó mirando la bolsa llena de dulces de distintos colores, casi como un pequeño arco iris, mientras, por otro lado intentaba no gritar de emoción.
- Dios, mío, esto debió costarle una fortuna. Sé lo que cuesta el azúcar en estos días...
- Mi amigo y yo creemos que vale la pena gastar un par de libras en esto. Él le enviará uno igual a su novia en Malta, junto con algunos chocolates belgas.
- ¿Malta? Eso está bien lejos de casa, sobre todo para un amor. ¿Qué amigo?
- John... El Capitán Taylor. Conoció a Katena (una profesora de primaria) cuando ambos fuimos a entrenar allá, hace más o menos un año... Creo que tiene pensado proponerle matrimonio para Navidad.
- Muy romántico...
- Sí, lo es... Escuche, Connie. Me preguntaba si podríamos ir a tomar juntos una taza de té el sábado por la tarde. Yo invito.
- Usted ya me ha agradecido bastante, teniente Rhodes
- Oh, pero una cosa más no le hará daño
- En realidad, suena encantador, pero no podré ir ya que no puedo, ni tengo permiso para abandonar la base hasta el domingo después de misa. Es parte de mi castigo por llegar tarde el pasado fin de semana.
- El domingo, entonces... suena muy bien
- Usted no se rinde fácil, ¿verdad?
- No si puedo evitarlo- dijo él con una sonrisa casi irónica.
- Muy bien. Nos veremos el domingo, a la una de la tarde. ¿Le parece bien?
- Es perfecto- el teniente Rhodes tomó la mano de Connie y la besó, sin importarle la grasa o el aceite, luego se paró para irse- La veré el domingo.
Nada va a pasar, Connie. Es sólo ir a tomar té, se dijo mientras se paraba para volver al garage. Es sólo té…
Todavía le quedaban unos minutos libres, así es que los aprovechó para caminar tranquilamente al garage observando el regalo en dulces del teniente Rhodes. "Calugas, calugas", pensaba distraídamente.
- ¡Ford! ¿A dónde cree que va?
- Buenas tardes, Sargento Olson. Lindo día, ¿no? Le quería agradecer el haberme dejado en el pueblo el fin de semana pasado. Realmente aprecio su preocupación por mi seguridad.
- Creo que le hice una pregunta.
- Y creo que como usted no es mi oficial directo, no debo contestarla.
- ¿Qué hacía usted con ese soldado británico?
- Hice algo amable por él y ahora el vino a agradecerme. Debería usted probar eso, ser amable... Puede hacerse un gran bien.
- Amable esto, perra- dijo botando la bolsa de dulces de las manos de Connie de un manotazo antes de irse.
Es que acaso no sabe que nadie puede interponerse entre una mujer y sus dulces... Perra estúpida... Será mejor que no me de motivos para encontrarla en un lugar muy oscuro... No tiene idea con quién mierda se está metiendo. |