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ORDEN DE APREHENSION 1

Con un chasquido, la luz penetró en mis ojos. Los cerré para evitar que su intensidad hiriera mi cerebro adolorido y confundido. Como en un renacer a un mundo hostil y maloliente empecé a experimentar con mis sentidos. Un olor nauseabundo a sabanas usadas, a sudor, a grasa, a ese tufo a sexo rancio que guardan las habitaciones de lugares como este.
Los ruidos de la calle se confunden en una ola informe que me imagino como el residuo de los esfuerzos que hacen los de afuera por sobrevivir.
Mi lengua está pegada al paladar al grado de dolerme al separarla. Entumecida, me pide un poco de agua, que no alcanzo a encontrar tentaleando a ciegas en la mesita de noche. Mi cuerpo a pesar de estar vestido, está frío, con este dolor que dá el saber que el frío viene de adentro, de la impotencia, de la rabia de ser objeto de persecución, de entender las palabras con nuevas claves: infidelidad, ingratitud, traición, complot.
No puedo negar que fui advertido. El ver caer a los de a lado, no solo fue indicativo de lo que estaba pasando. Unos desaparecidos, otros procesados e incomunicados, otros extrañamente muertos.
¿Porqué callar? ¿Porqué he esperado hasta este momento? Tal vez, el querer conservar la ilusión de no ser descartado. De sentir que soy útil para el sistema y que como parte de él soy imprescindible para que funcione. Que me necesitan.Que la información que guardo es vital para la salud del Estado. Que éste está conformado por instituciones y leyes, pero principalmente por seres comunes y corrientes que cometen al amparo del poder y la impunidad toda clase de excesos y desviaciones y yo las registro. Las ordeno y clasifico. Las cruzo. Las sintetizo. Ese es mi trabajo, saber sobre los demás.
Debo ser fuerte. Parte de nuestra formación fué esa, saber permanecer inalterado cuando los de al lado desaparecen. Control de emociones y sentimientos. No aferrarse a nadie ni a nada. Saber enfrentar las crisis con entereza y frialdad. Resolver parte a parte. Priorizar. Analizar. Decidir. Actuar.
Si no puedes pensar: Ejecuta.De que sirve ahora. No es lo mismo estar del otro lado. Todo se revierte. El poder se cambia por el miedo. Tener la sensación de que el próximo segundo puede ser el último. No hay futuro.
Y, ¿Pasado?
Desde que fuimos reclutados en la Facultad de Leyes conocimos las bondades de ser parte de los que deciden. Reírnos de las noticias que el mundo conoce a través de la prensa ó la televisión, sin saber que lo que se publica, nosotros muchas veces lo produjimos, como en un laboratorio. Se diseñan las respuestas públicas, los sentimientos de las masas. Los sueños; sus precios y sacrificios.
La información creó el monstruo que la devoró. Ahora sin limite alguno puedes entronizar a quien sea y hacer caer a un santo. El manejo de la imagen pública sustituyó a la moral y a la ética.
¿Quiénes triunfan? ; las encuestas de opinión dirigidas. Hoy: Ama de casa distraída. Mañana: Mujer de Mundo. Hoy: Funcionario Responsable. Mañana: Vulgar ratero.
Siempre hubo una suerte de entendimiento de que las cosas no cambiarían mayormente. Jamás pensamos que el sistema se purgaría, que nosotros saldríamos hacia esto, que no tiene nombre.
¿Hasta donde llegaría la situación? La televisión no informa nada. Y, ¿qué, si informara?. Lo único que indicaría es que lo nuestro fue tan importante que se filtró y hubo que plantear una versión oficial sobre el asunto. Tal parece que ni a eso llegamos. Solo somos una parte ínfima del sistema.
Mi estomago protesta. No tengo apetito. No he comido desde... ya no recuerdo. No puedo ni bajar al puesto de la esquina. Ellos saben que operamos en este sector. Ya debe estar lleno de agentes y madrinas preguntando por nosotros. No les daré el gusto de venderme. Al fin mi experiencia me trajo aquí. A pagar por dos en efectivo y registrarme cómo si fuera una pareja de paso.
Me siento tentado a llamar a mi casa. Seguro que no hay nadie. Se deben haber ido al Rancho. O definitivamente a la casa de San Antonio. Poco les importa. Tienen las cuentas y el efectivo en la caja de seguridad. A mi también me dejaría de importar. Me pesan los ojos.¿Qué hora es?. No puedo seguir aquí. Debo salir, buscar a alguien confiable y saber que hacer. Lo cierto es que sólo me arrojó a la calle el instinto. Me acobardé. Fallé. Era evidente que vendrían por nosotros. Simplemente lo presentí. Ya eran demasiadas cosas. La frialdad del Licenciado. El siempre fue de muy buen trato conmigo. Al último ni me saludaba. Yo siempre al pie del cañón. No había que hacer, mas que sostenerse las quijadas. Pero yo siempre firme. Hasta que no dejaba él la oficina, salía yo. Todo cambió. Dejo de llegar el bono y la compensación. Que dizque estaban en auditoría. Que la contraloría no se qué. El chiste es que me fueron marginando. El aguinaldo especial nunca apareció. Me dio la impresión de que el rata del oficial mayor se quedó con nuestra lana. Que raro que todos firmamos el recibo en blanco y nunca nos dio nada, ni lana ni recibo. Pero, eso ¿qué importaba?. Me compensaba con los contratos como proveedor. Eso si que dejó, pero por último hasta eso se terminó.
Otros llegaron y se aprovecharon de lo que hicimos con tanto esfuerzo.Pinche sistema. Tal vez ¿Un amparo?. Nunca lo aprobarían y ni pensar en buscar el apoyo de algún grupo de oposición. ¡Todos cobran en la Secretaría!. Nadie se va a querer aventar el “camarón” de resguardar a gente de segunda. Si tuviera algún peso político serviría para el manejo de su propuesta electoral, aunque sea para argumentar que el partido se queda sin militantes distinguidos y que ellos son mejor opción. Estoy seguro que me entregarían gratis. ¡Pinches Perros!. No los culpo. Siempre nos tocó hostilizarlos. Nosotros éramos lo malos. Los jefes los buenos. Los que resolvían, apoyaban, firmaban. A nosotros nos tocaban las llamadas anónimas, las amenazas, los rumores. Las calumnias sobre si son maricones ó drogos. Si la vieja había sido callejera, que si los hijos, padres, abuelos. Que las amantes, en dónde, de a como. La casa chica y la mediana. Los viajes al extranjero. El derroche de dinero. Los lujos. Las concesiones. Los permisos de explotación de bosques. Las carreteras. La compra de apoyos. Nunca se cuestionó sobre la verdadera fuente de poder. Los dueños del dinero. Los grupos reales de decisión. Quien manda en verdad. Nosotros nos echamos a todos encima. Nosotros siempre firmes y leales. Ellos iban a las mismas fiestas y sé reían de los golpes bajos que se pegaban. Siempre conservando sus conexiones. Nunca enemigos. Ellos no tienen ese tipo de relaciones. Solo negocios e intereses. Nadie los toca. Los que caemos somos la fachada, el caliche, los políticos jodidos, los operativos, los chivos expiatorios.
¡Que pinche calor! Afuera bufa el monstruo de la ciudad con sus millones de cláxones y escapes abiertos. Miles de pies que cruzan las calles por oleadas; Casi todos con prisa.
¿Qué buscan? ¿A dónde van?. Son parte de esta historia. Ubicados en alguno de los capítulos se mueven como gusanos en un hoyo, revolviéndose unos arriba y otros abajo, otros subiendo y bajando. Me vuelven loco. Debo salir. Debo enfrentar con valor quizá el ultimo acto de mi vida. ¿A que le temo?. Nada mas me puede pasar. Sigo siendo hombre. Voy por mi destino. ¡Chingue a su madre!

El aire hirviente me hace toser. Siento que se me quedan viendo. Soy un harapo. Estoy hinchado de la cara como si hubiera llorado toda la noche. Camino en medio de la gusanera, son tres o cuatro cuadras al reloj chino. Son eternas. Casi imposible pasar por los jodidos taxistas que se pegan defensa con defensa. Al fin; La Ciudadela. El aire es más fresco. Me sueno la nariz. Mocos negros con sangre. Me revuelvo el pelo y me aliso el saco y el pantalón llenos de pelusa de la cobija corriente del hotel-ucho.
Cruzo la glorieta y me meto por el estacionamiento. Seguro hay menos gente y me llevo bien con los veladores y los chalanes. Al fin adentro.

-¿Dónde andaba Lic.! ¡Lo andaban buscando! ¡El jefe está bien encabronado!.
Subo las escaleras de entrada. Los de seguridad:
-¡Puta, Lic., ora si se le va a armar!.Repórtese arriba, ¡ya!.

Se abren las puertas del elevador. La flota se me queda viendo como si yo fuera Muñoz-Rocha. La secre Toñita:

-¡Mire nomás como viene, licenciado! métase a su privado y arréglese tantito, yo ahorita le traigo una aspirina y luego le aviso al señor director. Lo hemos buscado por todos lados. ¡Urge que hable con el Chief!

Me siento en el sillón viendo hacia Bucareli. No entiendo nada. La puerta se abre de golpe, me doy la vuelta lentamente. El Jefe:

-¡Que te crees, pinche güevón! Es la última que te paso. Tuve acuerdo y no pude presentar la relación de gastos, ni los informes de Guerrero. Te me pones a ordenar todo y me lo entregas ¡ya!, Luego te vas a bañar, pinche asqueroso y te vienes a chingarle pál máiz, pinche briago-desobligado-inútil, ¡hijueputa!.

Cierra de un portazo.
Mis ojos se nublan de lágrimas
Aún estoy vivo.









Texto agregado el 11-06-2004, y leído por 273 visitantes. (0 votos)


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