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Inicio / Cuenteros Locales / naves / El hombre que vendia coronas.

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Eduardo estaba al frente de un negocio de flores heredado de su padre. El
local había ido perdiendo su valor, dado que colindaba con una de
las paredes del cementerio. Con el tiempo, otros comercios surgieron en la
vecindad: panadería agencias de coches , cafés,
.Crecía el vecindario y crecía el cementerio .
El negocio de flores prosperaba, había por lo general dos entierros
por día y también entraban a comprar las personas que
visitaban las tumbas .

Eduardo estaba casado con Dilma que se especializó en preparar
ramos y coronas para los partidos. Tenían muchos clientes.
Cuando un comprador llegaba al negocio y pedía detalles, Eduardo
ponía mucho empeño en mostrarse de acuerdo al estado de
ánimo del cliente, dando a entender que respetaba el momento
doloroso y difícil que vivía. Tomaban acuerdos sobre las
horas del velorio y la cantidad de las flores y su color.
Una vez hecho el trabajo el hombredejaba las flores en un lugar sombreado
y fresco para evitar que marchitaran.
Después del entierro Eduardo volvía al cementerio cerca de
la hora del cierre y regresaba a la tumba que poco antes había sido
el escenario de desolación y dolor de parte de los parientes y
amigos del difunto.
Faltando poco para el cierre, Eduardo seguro de que nadie lo veía,
tomaba la corona con cuidado y la llevaba a la parte trasera del
almacén. Allí había un frigorífico de
temperatura moderada que permitía conservar la frescura de las
flores por otros dos días.
Al nuevo cliente que se presentaba le vendía la misma corona y esto
podía hacerlo hasta dos veces y a veces tres. Dilma no sabía
de estas reventas y cuando se enteró estuvo muy contrariada. Eduardo
le dijo que eso lo había aprendido de su padre y que era el
único modo de ganar en ese negocio. Agregó que en ese caso
los difuntos no vendrían a quejarse y no sucedía como en la
venta de flores a los partidos que cada uno al finalizar se llevaba las
flores para adornar su propia casa.


Edmilson Naves – Pequenos contos – 2007.

Texto agregado el 06-11-2009, y leído por 279 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
22-10-2010 decepcionamos a nuestros indigenas... muy buen relato tysoe_osol
14-12-2009 No era tonto este fulano... aqui tambien lo hacen... no lo dudes amigo mis5* y besos de felicidad para ti en estas fiestas venideras NILDA yo_nilda
18-11-2009 Te informo que esta practica es común en muchos paises, por no decir que entodos. Buena narrativa y real: sacada de la vida misma. Sofiama
14-11-2009 Ni hablar, ese personaje que revende las coronas es un completo Homo Pragmático. Saludos. Gatocteles
13-11-2009 jajaja,ingenioso el padre que le enseño y el hijo que aprendio.La verdad todo eso es un comercio bastante oscuro,espero que el que vende los cajones no los retire tambien jajaja,un gusto leerte****** shosha
11-11-2009 Repecto a Eduardo era "flor" de comerciante. louyann
11-11-2009 Muy bueno. Y muy claro tu español. te felicito. louyann
07-11-2009 Buen cuento.., siempre la trampa, pero.. verdad es que los muertos no reclaman, va eso espero,mis****** nanajua
07-11-2009 MIrá qué piola este Eduardo... En algo tenía razón, a los muertos qué les importaba una corona. churrinche
 
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