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LA GORDA ME MIRÓ FEO

¡Es que la gorda me miró feo!........ es lo único que alegó en su defensa ante la atónita mirada del oficial de calle que presenciaba la escena del crimen, por llamarlo de algún modo, el desorden de papeles y el enorme cuerpo desparramado sobre el puesto de diarios. Entre los aplausos de la muchedumbre que se había juntado al ver semejante barullo, el policía alcanzó a decirle al hombre que no se moviera.

El no lo podía creer. ¿Cómo llegó a esta situación?, ¿Qué más le podría pasar?, ¿En que momento se torció tanto su suerte?. Hizo un breve raconto de ese día o por lo menos medio día porque apenas si eran las doce o doce y media. Entre los aplausos y miradas socarronas de la gente que se agolpaba en la vereda, logró abstraerse y hacer un repaso de sus miserias cotidianas.

El despertador sonó como siempre a las siete y el lo apagó como siempre con mucho mal humor. Apenas había dormido cuatro horas. Ese informe le había llevado más tiempo de lo pensado.

Se sentó en la cama, encendió un cigarrillo, se puso los anteojos, se calzo las pantuflas y, rascando sus nalgas por debajo del descolorido boxer, se dirigió hasta la puerta a recoger el diario. Luego fue directamente al baño y, como todas las mañanas, tiró el boxer al abarrotado canasto de ropa sucia y se sentó en el inodoro a leer el diario mientras esperaba que la madre naturaleza hiciera su parte.

Realmente disfrutaba ese momento del día. Mientras terminaba su cigarrillo, comenzaba a leer el diario por la parte de atrás, luego el suplemento deportivo y por último, si quedaba tiempo, ojeaba el resto de las noticias. Después se afeitaba, se bañaba y salía para la oficina.

Ese día estaba algo nervioso ya que se jugaba una gran partida. En la empresa quedaba una jefatura vacante y el creía poder conseguirla, por eso puso tanto esmero en terminar ese informe. Tal vez por eso estaba algo descompuesto. Tal vez por eso fueron tan abundantes los desechos esa mañana. Sin dudas fue por eso que tardó mas de la cuenta y llegó a leer ese informe económico que hablaba tan mal de la situación de su empresa.

Intentó ignorarlo. Desvió la mirada y comprobó que no había papel higiénico. Con un gesto de bronca arranco un par de hojas de los clasificados y comenzó a abollarlas.

Ese papel raspaba más de lo que se imaginaba, pero todo empeoraría al comprobar que no había agua. Ni una maldita gota salió del bidet, tampoco de la ducha. Lo poco que salió en la canilla del lavatorio apenas le sirvió para enjuagarse los ojos. Fue a la cocina y con el resto que quedaba en la pava pudo asentar los pocos pelos que aun se arremolinaban en su cabeza.

Se vistió de mala gana y salió a la calle sin afeitarse, sin bañarse y sin desayunar. Algo sucio y mal humorado subió al colectivo, sacó el boleto y se apretujó en el pasillo junto a una vieja que repetía, como un disco rayado, que viajaban como animales, que era vergonzoso y que eso en Europa no pasaba. Giró levemente su cuerpo para no sentirse obligado responderle a la vieja y descubrió como un gordito pecoso intentaba apoyar a una joven pelirroja demasiado producida para esa hora del día.

Pensó que hacia mucho tiempo que no estaba con una mujer y por un momento envidió la ubicación del pecoso. La miro mejor, intento aspirar su perfume y sintió una leve excitación. En ese momento llegó la estruendosa voz del chofer ¡Corriéndose pal fondo que hay lugar! y una especie de avalancha lo deposito sobre las tremendas nalgas de la pelirroja. Casi de manera instantánea recibió un codazo de esta en su estómago y un pisotón furioso del gordito pecoso. Ambos bajaron juntos en la siguiente parada. La vieja lo miraba con desagrado y fingía alejarse para que no la tocara.

Los nervios de la situación lo hicieron transpirar un poco, fue ahí que recordó que no se había puesto desodorante……… Peor, eso lo hacía transpirar aún más.

El viaje se demoró un poco pero alcanzó a llegar a tiempo para tomar un café en lo del tarta Cantero y revisar por última vez su informe. Por suerte en ese lugar funcionaba el aire acondicionado y el café era exquisito. Ya estaba mas tranquilo, parecía que esa seguidilla de hechos desafortunados se cortaba en el momento justo, cuando se acercaba su hora.

El rengo Jiménez llevaba más de treinta años trabajando de mozo en ese bar. A el siempre le había parecido un milagro ya que era muy torpe y siempre se olvidaba los pedidos, pero ese día cambió definitivamente su opinión sobre este tipo. Cuando pasó por detrás suyo y derramó sobre su camisa blanca tres capuchinos y dos cortados comprobó que definitivamente era un tremendo pelotudo.

Se paró de un salto y al ver el informe todo manchado se abalanzó sobre el rengo que cayó pesadamente sobre una mesa destrozándola. En eso llego el tarta a detener la pelea. Jiménez miraba desde el suelo, con la bandeja en una mano y el bolsillo de la camisa, con una gran mancha de café, que se había traído en la caída, en la otra.

Andáte….. Si no haces mas quilombo no te hago pagar los daños ni la consumición dijo el tarta. No lo podía creer, todavía le echaban la culpa a el.

Así, con toda la bronca, sucio, con la camisa rota y sin informe, se presentó ante la secretaria del director de recursos humanos de la empresa. Al entrar al edificio se había cruzado con la gorda que atendía el puesto de diarios y esta lo había mirado con cierta repugnancia. Pensó un par de puteadas e incluso en pedirle que se mire en un espejo, pero se guardo los insultos y subió a la oficina de personal.

La blonda secretaria lo ignoró por completo hasta que terminó de pintar sus uñas. Luego, agitando enérgicamente las manos a la altura de los hombros, le preguntó que quería, que si buscaba trabajo dejara el currículum en mesa de entradas y sin dejar tiempo para que el hombre respondiera, la rubia se paró y se dirigió a la cocina a preparar un café.

Se levantaba dispuesto a descargar su ira contra la secretaria cuando aparece el director de personal que se queda estático al ver a ese hombre excedido de peso, sucio y desarreglado en lugar de su bella asistente. Rápidamente toma la iniciativa para explicar el motivo de su visita.

- Soy Carlos Garófalo, de ventas……. Vengo por el puesto de jefe

El otro larga una risotada grotesca mientras se sienta en el lugar de la secretaria y continúa entre risas

- Amigo Garófalo, jaja…¿de ventas eh? ja ja ¿por el puesto de jefe me dijo? ja ja…. ¡no va a poder ser! De golpe se había puesto serio.

Se enderezó sobre la silla, y continuó

- Vea amigo…..la cosa está difícil, estamos racionalizando…….una cuestión de reingeniería ….¿vió?

- ¿De que?....... Yo tengo un proyecto, hice un informe…..lo que pasa es que…….

- Lo lamento, Usted ya no pertenece a la empresa, pero no se preocupe, le vamos a pagar hasta en último centavo eh!....... esta es una empresa seria, acá respetamos a las personas……ahora discúlpeme que me suena el teléfono.

Rápidamente se encerró en su oficina sin dar mas detalles. Garófalo se paró envuelto en furia, revoleó la silla contra la puerta del jefe de personal y abandonó la oficina cegado por la ira, sin saber adonde se dirigía.

Apenas unos segundos después estaba atravesando la puerta del edificio hacia la calle cuándo volvió a tropezarse con la gorda del puesto de diarios. Esta volvió a mirarlo con desprecio y le dio un pequeño empujón para sacarlo de encima. El no dudó ni un instante, como un rayo, lanzó un puñetazo que se estrelló en la mandíbula de la señora.

Esta apenas trastabilló algunos centímetros, frunció el seño, lanzó un bufido, se afirmó en las chancletas y le tiró dos trompadas a la cara, una con cada mano, luego una zurda al estómago que lo obligó a doblarse y por último un derechazo al mentón que lo mandó de cabeza sobre el puesto de diarios.

Ahora el policía le ponía las esposas mientras la gorda reclamaba que le paguen por los destrozos. Algunos pibes le sacaban fotos con el celular. Mientras se lo llevaban creyó haber visto a algunos de sus compañeros hacerse los distraídos entre la muchedumbre. Deseaba que por lo menos en la comisaría hubiera papel porque el golpe de la gorda en el estómago le había jugado una mala pasada.

Texto agregado el 05-11-2009, y leído por 241 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
01-02-2010 Me dejó sin palabras tu texto, felicitaciones. eliz
26-11-2009 Este texto me genera posiciones encontradas. Por un lado me da risa, porque me parece imposible la cantidad de obstaculos del dia. Pero por otro, pienso en la cantidad de prejuicios, la cantidad de imagenes buenas que da el texto, y me deja de dar risa. El titulo es chistoso, y quizas por eso uno se rie, pero en el fondo hay una cuestion de prejuicios mugrienta, real, y chota... Buen texto. Creo que los textos q generan esa ambivalencia, son buenos. Saludos Poco! alex_delarge
13-11-2009 yn a mi hasta las flacas me miran feo y que?????' jaja muy bueno un abrazo y mis cien palomas al viento Palomita_Ausente
05-11-2009 jajajajajaa, pobre tipo!!!! Un verdadero día de perros!!! Me gustó mucho, es divertido. Beso :) Jeve. Jeve_et_Ruma
05-11-2009 Eres bueno , deberías hacerlo mas seguido , me encantó=D mis cariños dulce-quimera
05-11-2009 jajaja.Me parece una historia buena y divertida… Te felicito por tu imaginación andresmartin
05-11-2009 Entretenido como un tebeo de mortadelo y filemón. Bien escrito. justine
05-11-2009 me gustó mucho: a lo guillermo. mis***** eldetectordecolones
05-11-2009 ayyyy jajajaj¡¡¡ que mala suerte por dios¡¡¡ peor imposible, un relato muy bien contado lleno de gracia, te felicito, mis***** silvimar
 
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